Gisella López Lenci

“El pueblo venezolano ha elegido a como presidente. La derecha debe entender que la democracia se respeta también cuando pierde”. Las palabras son de Irene Montero, eurodiputada, número dos de Podemos y exministra de Igualdad del además de pareja de Pablo Iglesias, quien fuera el célebre líder del partido de izquierda que irrumpió en la vida política española en el 2014.

Fue la ministra chilena de la Mujer y Equidad de Género, también de izquierda, Antonia Orellana, quien debió enmendarle la plana a Montero y recordarle un par de verdades. “La izquierda europea no debería ocupar a como argumento para diferenciarse a la interna en sus países sin diálogo con quienes en Latinoamérica vivimos las consecuencias de la crisis humanitaria y migratoria que ha generado su mal gobierno”, escribió en X.

Dos días después de que Montero reconociera abiertamente la victoria de Maduro, Podemos se vio casi forzado a lanzar un comunicado para intentar lavarse la cara exigiendo “la publicación de las actas electorales” aunque pidiendo que finalicen “los discursos golpistas de la derecha venezolana y española”.

Pero que la segunda autoridad más importante de Podemos haya celebrado la victoria de Maduro y llame a su régimen una democracia no es para nada extraño. Los vínculos del partido español con el son de larga data, así como el abultado financiamiento que han recibido a lo largo de los años. Lo que no debería escandalizar si se tratara de un partido marginal, pero Podemos ha formado parte del gobierno de Pedro Sánchez durante cuatro años y aún hoy el presidente español no puede deletrear la palabra ‘dictadura’ cada que habla de Venezuela.

Ni qué decir del exjefe del Gobierno Español José Luis Rodríguez Zapatero, quien desde hace varios años realiza constantes viajes a Caracas para intentar mediar entre el chavismo y la oposición, sin conseguir casi nada, aunque en realidad se ha dedicado a blanquear al régimen ante los organismos europeos para suavizar las sanciones económicas. El propio Felipe González, que sigue siendo un referente del socialismo español, lo ha catalogado de “lobbista del chavismo en la Unión Europea”. Aunque ha sido veedor en las elecciones del domingo, Rodríguez Zapatero ha guardado un sospechoso silencio sobre los resultados. ¿Será que no quiere patinar como lo hizo Irene Montero, o ya está poniendo a buen recaudo los millones que el chavismo le habría pagado por los servicios prestados?


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.


Gisella López Lenci es Periodista

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