Andrés Oppenheimer

Alerta de noticias falsas: la extrema izquierda latinoamericana como la ultraderecha estadounidense están propagando una falsa narrativa sobre los 8 millones de migrantes que han huido de su país en los últimos años.

En el primer caso, la campaña de desinformación del dictador venezolano y sus aliados latinoamericanos está reinventando la historia para hacernos creer que el éxodo venezolano ha sido causado por las sanciones petroleras de Estados Unidos contra Venezuela.

Haciéndose eco del revisionismo histórico de Maduro, el presidente colombiano Gustavo Petro escribió el 17 de febrero en su cuenta de X, antes Twitter, que “lo que produjo la migración venezolana por millones se llama bloqueo económico”. Agregó que “bloquearon la venta internacional de petróleo y de eso vivía la sociedad venezolana”.

Esa explicación es ridícula, porque las primeras sanciones petroleras de EE.UU., en un principio muy leves, ocurrieron en agosto del 2017, mientras que el éxodo de migrantes venezolanos había empezado en el 2013, el año en que Maduro asumió el poder.

En el 2017, ya habían huido del país 1,7 millones de venezolanos. La razón principal del éxodo en ese momento fue una combinación de la destrucción casi total del sector privado por parte de Maduro y el colapso de los precios mundiales del petróleo, la principal exportación de Venezuela, en el 2014.

En el 2019, EE.UU. impuso sanciones económicas más severas a Venezuela después de que Maduro se reeligió en las elecciones fraudulentas del 2018. Pero para entonces, el éxodo venezolano ya había alcanzado unos 4 millones, según la Agencia para los Refugiados de las Naciones Unidas.

Y la afirmación de Petro de que EE.UU. impuso un supuesto bloqueo internacional a Venezuela es igualmente falsa. Venezuela todavía envía su petróleo a China y a varios otros países.

Por el otro lado, el aspirante presidencial Donald Trump y sus aliados en el Partido Republicano de EE.UU. están propagando una narrativa igualmente distorsionada: pintan a los indocumentados venezolanos y de otras partes de América Latina como responsables de una supuesta ola de crímenes, a pesar de que las tasas de homicidio han caído en los últimos años.

De hecho, los homicidios en EE.UU. han disminuido drásticamente desde el 2020, según cifras del FBI. Y los inmigrantes indocumentados cometen menos delitos violentos que los estadounidenses nacidos en EE.UU., según muestran varios estudios.

Y, sin embargo, cuando un migrante indocumentado venezolano fue acusado a principios de esta semana del asesinato de Laken Riley, una estudiante de enfermería de la Universidad de Augusta, de 22 años, en Georgia, Trump y los medios de ultraderecha aprovecharon la ocasión para culpar a los “ilegales” de una supuesta explosión de crímenes violentos en EE.UU.

“El monstruo que le quitó la vida entró ilegalmente a nuestro país en el 2022″, escribió Trump en su red social, prometiendo que tomará acciones drásticas contra los indocumentados si gana las elecciones este año.

Según un riguroso estudio publicado en la revista “Proceedings” de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., los inmigrantes indocumentados son arrestados la mitad de veces por crímenes violentos que las personas nacidas en EE.UU. La gran mayoría de los indocumentados son gente decente, y trabajadora.

Ya es hora de desacreditar las falsas narrativas sobre los exiliados venezolanos. Hay que decir las cosas por su nombre: el éxodo venezolano se debe a que Venezuela ha sido destruida por el régimen chavista. Solo hay una manera de reducir el éxodo venezolano a otros países, y es aumentar la presión sobre el régimen de Maduro para que celebre elecciones libres. A menos que se restablezca la democracia en Venezuela, el éxodo continuará.


–Glosado y editado–

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Andrés Oppenheimer es periodista