Se viene la furia naranja, por Pedro Tenorio
Se viene la furia naranja, por Pedro Tenorio
Pedro Tenorio

Primer acto: un ministro destaca del promedio. Es un ministro “político” (Jorge Nieto, titular de Defensa), muy distinto de los “técnicos” que abundan en el gabinete. Segundo acto: como es “político”, resulta obvio que rivalice con los “técnicos”. ¿Y quién es el más técnico de todos? Nuevamente obvio: Fernando Zavala, presidente del Consejo de Ministros. Tercer acto: hay una pugna creciente en las más altas esferas del Ejecutivo (¡compren su canchita!), donde el más político de todos, Nieto, busca suceder a Zavala como líder del gabinete. De ahí en adelante se explican reglajes, pugnas internas y favoritismos al interior del Consejo de Ministros.

Esa ha sido la trama que varios analistas, políticos y periodistas han aireado en las últimas semanas. Sin embargo, no hemos visto figura política, alto funcionario del gobierno –disidente o no– o ex integrante del Ejecutivo que avale personalmente esta especulación que siguió creciendo cual bola de nieve. A mí, pese a distintas fuentes consultadas, no me consta que la pugna Zavala-Nieto exista. ¿Le consta realmente a alguien? Quizás otros columnistas tuvieron mejor suerte en sus pesquisas. Yo, que me zambullí en el tema por varios días, no encontré ninguna voz con predicamento. Sin embargo, para todo efecto práctico importa muy poco: los medios han asumido que el tema existe, muchos continúan opinando al respecto y así, cuando el propio presidente niega el hecho, nadie le cree.

No se trata de que PPK desmienta todo lo que se diga de su gobierno y sea falso. Para eso necesita operadores y voceros despiertos. Al no tenerlos el ‘teléfono malogrado’ lo seguirá afectando. De un lado, se confirma la debilidad política de su administración; de otro, que hay mucho por corregir y –tras nueve meses en Palacio– nadie hace nada.

El problema es que vienen días difíciles: la interpelación a Martín Vizcarra por el aeropuerto de Chinchero y la creciente posibilidad de una censura contra Carlos Basombrío (por la razón que le dé la gana al fujimorismo. Así estamos) golpearán duro al gobierno. Igualmente, la situación económica –con grandes proyectos de infraestructura paralizados (la línea 2 del metro, el más inexplicable de todos)– y una menguante expectativa de crecimiento para este 2017 confirman que será un año muy duro. En paralelo, Keiko Fujimori, a través de su bancada, le hará pagar caro a Kuczynski el haber resucitado el tema de una posible prisión domiciliaria para su padre. Vizcarra y Basombrío serán los primeros en experimentar esta nueva versión de la furia naranja.

Mientras eso ocurre, PPK sigue esperanzado en la millonaria publicidad orientada a mantener un nivel de aprobación aceptable. La clave está en la política, pero él, Zavala y compañía no la quieren ver.