Las ciudades son sistemas complejos y adaptativos que están en constante evolución, construidos en base a disputas, acuerdos, sueños y dinámicas de poder sobre un territorio específico. Para administrarlas, hemos creado estructuras políticas que, en muchos casos, se contraponen a las dinámicas sociales, económicas y espaciales, complejizando su adecuada gestión.
De las diez ciudades más pobladas del continente, Lima Metropolitana es la que tiene la estructura más compleja, pues está dividida en dos provincias con la misma jerarquía y cincuenta distritos. Para mayor dificultad, hace unos años el Congreso creó la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y el Callao (ATU), restándole las competencias y los recursos asociados a la movilidad a ambas provincias.
¿Es posible planificar y gestionar una metrópoli políticamente fragmentada? La respuesta es sí, pero para ello se necesitan la visión, el liderazgo y la capacidad de diálogo y consenso de sus gestores. Pareciera que esto se está gestando gracias al arduo trabajo de los cuerpos técnicos de ambas municipalidades provinciales, respaldados por sus alcaldes y con la cooperación de la ATU. La semana pasada, se desarrolló un importante evento en el Teatro Segura, donde las tres instituciones expusieron sus avances en materia de planificación urbana y del transporte, así como los trabajos de coordinación que se vienen desarrollando para que dichos esfuerzos tengan coherencia.
El alcalde del Callao, Pedro Spadaro, habló sobre la importancia de planificar en conjunto la metrópoli para poder fortalecer oportunidades como la construcción del puerto de Chancay, que junto al puerto del Callao y al aeropuerto internacional Jorge Chávez (AIJCH) deberían constituirse como el principal hub portuario, logístico e industrial del Pacífico sur. En tanto, el director ejecutivo del Instituto Metropolitano de Planificación (IMP) de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), Augusto Mendoza, inició su intervención indicando que el principal objetivo de la planificación es el poder poner el interés general sobre los intereses particulares, bajo una visión integral de la ciudad. Mostró los avances que se vienen realizando para determinar el modelo que enmarque la continuación de los planes de desarrollo urbano (PDU) de las cinco áreas interdistritales de Lima. Hizo especial énfasis en que dicho modelo será el resultado de un análisis cuantitativo de datos como el valor del suelo, la concentración de empleos y comercios, y los desplazamientos. Esto debiera aportar solidez a las propuestas de actualización de la zonificación y de sus reglamentos, y a los proyectos prioritarios que se determinen en estos cinco instrumentos.
El gerente de Desarrollo Urbano del Callao, Carlos Arana, reforzó la importancia de planificar la metrópoli en su conjunto, más allá de los límites provinciales y distritales. Mostró ejemplos de cómo la falta de diálogo genera impactos negativos en el desarrollo urbano, desaprovecha oportunidades y afecta la ejecución de obras. Se refirió en particular a las líneas 2 y 4 del metro, la Vía Expresa Santa Rosa y la nueva terminal del AIJCH, que se vienen ejecutando con enfoques distintos y sin una visión en conjunto. “¿Cómo se va a llegar al aeropuerto cuando se cierre Faucett y no se haya ejecutado Santa Rosa?”, se preguntó. Sería importante que el Ministerio de Transportes nos dé una clara respuesta.
En esta articulación se destaca el trabajo del IMP, organismo diseñado para liderar la planificación de Lima Metropolitana. La Municipalidad del Callao le ha solicitado apoyo para culminar su Plan de Desarrollo Metropolitano (PDM), y aspira a tener su propio instituto, ¿sería posible que en vez de crear uno para el Callao ambas provincias se unieran para fortalecer el de Lima Metropolitana? De esa manera tendríamos una institución con el peso y autonomía suficiente como para dirigir la planificación de la metrópoli, que además contaría con cuatro de los ocho miembros del consejo directivo de la ATU. Este es el modelo de las grandes ciudades del mundo.
Corren vientos a favor de la metrópoli nacional, si unimos nuestros deseos en estas fiestas, quizás el 2024 nos sorprenda con un IMP reforzado, el PDM del Callao y los cinco PDU de Lima aprobados. Todo esto nos permitirá mejorar notablemente la inversión pública, incentivar y aportar predictibilidad a la inversión privada, incrementar la oferta de vivienda social y, sobre todo, mejorar integralmente la calidad de vida de los limeños y chalacos.