“‘Pero, profesor, ¿si en vez de los españoles nos hubieran conquistado los ingleses, no seríamos como Estados Unidos?’. Con un extraño acento, el doctor Del Mosto dijo: ‘Según don Bartolomé de las Casas, los incas tenían alma y no podían ser esclavos. Y por ello, a pedido de nuestra reina Isabel, formamos parejas de razas mixtas, para dar al Nuevo Mundo un nuevo tipo de cristianos’. En América del Norte, donde solo había riquezas, los otros europeos debieron trabajar para sobrevivir, pero exterminaron a los nativos con engaños, dándoles mantas contaminadas con viruela, y siempre con balas. Si aquí no hubieran llegado los españoles, quizás nuestros antepasados indígenas hubieran sido diezmados, y viviríamos en una reserva administrando casinos, sin mestizaje y en un régimen de separación racial, como ocurrió en África, India o China” (cap. 5).
“‘¿El mestizaje es siempre por raza?’, preguntó. ‘No siempre, por ejemplo, Arguedas era blanco y de ojos claros’, dijo Marco Antonio, de negro. ‘Su madre apellidaba Altamirano y Navarro, como los de Navarra, y su padre era Arguedas, apellido vasco, y Arellano, del pueblo cerca de Pamplona. Pero era un mestizo cultural, que sufría por las diferencias en su país’. ‘¿No sería izquierdoso porque nunca tuvo que pagar una planilla?’, dijo el impulsivo Waldo Teguí. ‘José María fue funcionario y profesor, pero qué suerte que lo fuera, porque no todos pueden ser yin; para avanzar también se necesita el yang’. Asintieron el analista Max Nandéz, el investigador Alfredo Alfiles, el poeta Balo León y el empresario Rick Buenasvidas, en un mestizaje de ideas que buscaban un mejor país” (cap. 11).
“Y allí recordó que cuando latinoamericanos como Andrés Manuel López Obrador y Evo Morales exigieron a los españoles ‘una disculpa por lo que sus antepasados hicieron con los nuestros’, los ibéricos contestaron: ‘Serán los vuestros, porque con esos apellidos sin duda vosotros descendéis de algún conquistador que partió para América. La mayoría de nuestros antepasados nunca salió de España’”.
“Entonces, entendió que durante 5 mil años, desde Caral hasta el bicentenario, el Perú ha vivido un mestizaje permanente de preíncas, incas, españoles, africanos, chinos, italianos, franceses, ingleses y otras culturas, y termina de integrarse cuando peruanos de todas las regiones se juntan en las periferias de Lima y otras grandes ciudades”. “Mestizaje que se veía en la ronda criolla de ceviche, cau-cau, chanfainita, carapulcra y anticuchos, que aportaban doña Teresa, Gastón, Micha y Virgilio” (cap. 14).
(Extractos libres de la novela “El tesoro. La aventura del pasado, el presente y el futuro del Perú”. R. Arellano, 2021).
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