Editorial El Comercio

El jueves pasado, este Diario celebró el vigésimo aniversario de , su suplemento de Negocios. Con tal motivo, se organizó el conversatorio , en el que participaron autoridades públicas, líderes empresariales, periodistas y otros invitados que lograron poner sobre la mesa varios de los puntos centrales para el desarrollo económico y social del país.

Algunos de los principales mensajes los puso el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, durante su intervención. El jefe de la entidad monetaria incidió en que la reducción de la tasa de interés de referencia no es la receta mágica para gatillar períodos de crecimiento sostenido (citó el caso de EE.UU., que crece rápidamente a pesar de tener tasas relativamente altas), y que los cambios en las reglas del sistema político han estado divorciados de la realidad de los partidos (instituciones débiles de baja representatividad). Líderes del sector privado destacaron luego el rol que debe jugar la empresa, aún en ambientes de incertidumbre y crisis política. La inversión responsable como camino central hacia mayor desarrollo es un consenso.

Durante el evento alcanzó también protagonismo el futuro minero y energético del Perú (ambos sectores con un potencial inmenso para los siguientes años, y estratégicos en la lucha contra el cambio climático a nivel global). Las palabras finales las puso Carlos Oliva, presidente del Consejo Fiscal y exministro de Economía y Finanzas, quien hizo un balance de los puntos flacos del país –en el que destaca la inestabilidad política– y sus fortalezas –como la macroeconomía o el potencial de nuevos proyectos de inversión–.

Es interesante resaltar que el 2004, cuando apareció la primera edición de Día1, fue el último año que la economía del Perú creció menos que el promedio de Latinoamérica hasta la llegada de la pandemia en el 2020, de acuerdo con estadísticas del Fondo Monetario Internacional. Fue una racha ininterrumpida de 15 años en la que cada año la expansión del PBI peruano sacó casi tres puntos porcentuales de ventaja, en promedio, a sus pares regionales. Día1 tuvo el privilegio de observar de primera mano y documentar un proceso histórico para la economía nacional que creó prosperidad para millones de familias, con empresas nacionales y extranjeras que apostaron por el Perú para generar bienes y servicio, empleo y tributos: el círculo virtuoso del desarrollo.

En el 2004, vale recordar, la economía nacional tenía la mitad de tamaño de hoy, y la pobreza alcanzaba al 58% de los peruanos, el doble del registro actual. Se tenía también un precio de cobre de cerca de US$1,30 por libra. Es decir, menos de un tercio del precio de hoy. Sobre la base de los fundamentos macroeconómicos sólidos de la década anterior, el país empezó su despegue más veloz con una economía cada vez más insertada al mundo. El COVID-19 y los eventos políticos posteriores, sin embargo, contribuyeron a quitar impulso a la que había sido la economía más exitosa de Sudamérica en el siglo XXI.

Hacia los siguientes 20 años, el Perú tiene todavía la oportunidad de volver a sorprender a propios y extraños con tasas de expansión que permitan llevar la tasa de pobreza a menos de la mitad de la cifra actual. La receta, por su lado, no debería sorprender demasiado: consiste en aprovechar al máximo nuestras ventajas comparativas en un marco de inversión privada, sana competencia y regulación adecuada. Y Día1 estará ahí también para documentar ese próximo trayecto.

Editorial de El Comercio

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