A pesar de estar casi siempre elevado a todos los cielos, Lionel Messi nunca será fanático de la comida de avión. Hace dos años, después de conversar con El Comercio en el terminal de vuelos privados del aeropuerto de Barcelona, Messi subió a su jet exclusivo rumbo a Qatar. Cinco minutos más tarde, detuvo el avión, salió apurado por la puerta de embarque, encendió su Audi blanco y fue con su hermano menor hacia la tienda de ‘fast food’ más cercana para comprar hamburguesas al paso. Messi es amante de las carnes, pero el apetito que hoy tiene no se curará con una Royal Burguer o un buen bife. ‘Piconazo’ y con el corazón devastado por perder en la final mundialista, Leo cuidó su alimentación para bajar tres kilos, recuperar velocidad, evitar lesiones y alejarse un poco más de la condición de un simple humano. Muerto de hambre de gloria, decidió ponerse a dieta.
Con Cristiano Ronaldo como ganador de las últimas dos ediciones del Balón de Oro y con los alemanes acabando con su sed de Copas al dar la vuelta olímpica en Brasil 2014, Messi recuperó su estatus de perro de presa. Hambriento de competencia, se puso en forma para decirnos sin usar palabras que su libro en el fútbol aún está lejos de la última página. Hace un año ‘CR7’ era el mejor y Messi era cuestionado a lo largo y ancho del territorio mundial por llevarse el Premio FIFA del Mundial. Hoy Leo volvió al reinado total en este juego de tronos.
Nunca sus frases de conferencia de prensa serán portadas de diarios. Messi seguirá siendo el crack silencioso que no dará entrevistas que sobrepasen los 15 minutos. Pasó más de dos años sin conversar con Guardiola pero durante los 90 minutos del Barcelona-Bayern mandó mensajes subliminales con cada gambeta en el Camp Nou. Sus pies derrocharon tinta y escribieron una carta memorable al técnico que más quiso. Rompió el cero en sus duelos con el arquero alemán Manuel Neuer y después mandó a cirugía de cadera a Boateng. El fútbol es una vieja cámara fotográfica dedicada a capturar los mejores momentos. El tiempo ha vuelto a ser para Lionel Messi.
El ‘10’ del Barza aguantó por un año ese grito de gol ante el mismo arquero que no pudo derrotar en el Maracaná. Y esa es la afonía más feliz. El mundo despertará hoy con el ruido del debate sobre si Messi es el mejor de estos días o si está en la lista top de los más grandes de la historia. Si detenemos los relojes en este instante, la ‘Pulga’ califica para todos los reconocimientos. Sin títulos mundiales, sin declaraciones mediáticas, sin broncas históricas, Leo se ha reinventado para intentar subir al podio de Pelé y Maradona. En tiempo presente, Messi supera a Cristiano Ronaldo. Yo no sé mañana.