Editorial El Comercio

En el 2016, el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski decidió que sería el destino de su primera visita oficial como jefe del Estado. Entonces, el exportaba al gigante asiático US$8,5 mil millones anuales. Al año pasado, los envíos peruanos sumaron nada menos que US$22,6 mil millones, lo que consolida a China hoy –por lejos– como el primer destino de las exportaciones nacionales (el segundo, EE.UU., registró US$9,2 mil millones en el 2023, según información de Aduanas).

La cooperación con China va más allá de las exportaciones y es lo que ha reconocido el gobierno de la presidenta con su nutrida visita de la semana pasada. Flanqueada por los titulares de las carteras de Economía y Finanzas, Relaciones Exteriores, Salud, Transportes y Comunicaciones, y Vivienda, la mandataria visitó las ciudades de Shenzhen, Shanghái y Beijing. En estas, se reunió con empresarios del más alto nivel y autoridades nacionales como el presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (Congreso Chino), Zhao Leji, y con el primer ministro Li Qiang. El viernes, Boluarte sostuvo una cita con el presidente chino, , en la que ambos líderes reafirmaron su compromiso de seguir trabajando juntos en materia comercial, de inversiones, entre otros.

Especialistas coinciden en que esta ha sido la participación internacional más importante de la presidenta en sus casi 20 meses de gobierno. Las reuniones fueron aprovechadas para promover la imagen del Perú y seguir estrechando lazos con la segunda potencia global. El nivel de recepción diplomática que se tuvo en China indica, además, que el interés es mutuo. En la comitiva, vale destacar, estuvieron también representantes de gremios empresariales como ÁDEX, Cómex, la Cámara de Comercio de Lima (CCL), la Cámara Peruano China (Capechi) y la Sociedad Nacional de Industrias (SNI). La actualización del TLC con China, en vigencia desde hace 15 años, por su lado, debería servir para enviar más productos no tradicionales al país asiático. Sería bueno que la presidenta Boluarte, próxima a cumplir tres meses sin dar declaraciones a la prensa, aproveche el retorno de su viaje para compartir los logros y compromisos conseguidos con el resto de la ciudadanía.

Con la cumbre APEC y la inauguración del puerto de Chancay a la vuelta de la esquina, el Perú debería estar en condiciones de aprovechar la rivalidad entre las dos potencias globales para conseguir inversiones y ventajas de ambos lados. Desde hace décadas, el apetito de EE.UU. por inversiones en el Perú y otros espacios de colaboración bilateral ha sido más bien pobre comparados con la atención brindada al Asia, Europa o Medio Oriente. Ello podría cambiar pronto. EE.UU., además, había estado sin embajador en el Perú desde setiembre del 2023, tras la salida de la diplomática Lisa Kenna. La llegada de la nueva embajadora el mes pasado, Stephanie Syptak-Ramnath, podría dar mayor dinamismo a las actividades de EE.UU. en el país.

Con el ascenso de China, el Perú se mueve en un nuevo mundo de equilibrio multipolar, y eso sin duda traerá retos y riesgos. El país, sin embargo, tiene una posición estratégica que le debería permitir aprovechar las corrientes globales si sabe usar correcta e inteligentemente sus ventajas. El viaje de la comitiva peruana de la semana pasada nos acerca un poco más en ese camino.

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