Editorial: ¡Sí se puede!
Editorial: ¡Sí se puede!
Redacción EC

El pensamiento económico del presidente Humala parece haber evolucionado. Dos meses antes de la primera vuelta, el entonces candidato anunció lo siguiente: “Con la propuesta nacionalista el gas costará S/.12 y no más de S/.30 como ahora. Todas estas injusticias, todo este saqueo del país, se acabarán a partir del 28 de julio”. Hace dos días, sin embargo, el presidente dio muestras de haber entendido que el gobierno no tiene una varita mágica con la que pueda lanzar hechizos de reducción de precios sin efectos nocivos en la economía. En efecto,el mandatario declaró que “el precio del balón de gas no lo maneja el gobierno. El modelo económico que tenemos hace más de 30 años [sic] es un modelo en el cual el sector privado tiene una amplia participación. El Estado no puede obligar a una empresa a que baje el precio”. Así, parece haber comprendido que reducir precios por decreto, más bien, es una medida nociva, pues disminuye los incentivos de las empresas para producir y, por ello, genera escasez de productos y mercados negros.

Ahora, esto no quiere decir que no haya nada que pueda hacer el Estado para que se reduzca el precio del gas y, en general, del resto de productos de la economía. Puede retirar todas las trabas que él mismo coloca en el camino de los empresarios y que encarecen el costo de comerciar.

Una buena muestra de cuáles son dichas trabas la trae el recientemente presentado publicado por “The Wall Street Journal” y la Fundación Heritage. Este informe, elaborado anualmente desde hace 20 años, mide el funcionamiento de diversas instituciones de las que depende la economía en 178 naciones y registra su evolución. En esta última edición los países que han sido calificados como los de economía más libre son Hong Kong, Singapur, Australia, Suiza, Nueva Zelanda y Canadá, mientras que los que resultan tener la economía más reprimida son Irán, Eritrea, Venezuela, Zimbabue, Cuba y, en último lugar, Corea del Norte. Basta leer los nombres de los países que están en el tope y en el fondo del ránking para darse cuenta de que los mejores estándares de vida se suelen encontrar en las naciones de mercados más libres.

El Perú se encuentra en la posición 47 (un retroceso de cuatro puestos frente al año pasado) y dentro del grupo considerado como “moderadamente libre”. Los problemas que, según el índice, restringen más la libertad económica para hacer negocios en nuestro país son la corrupción gubernamental y la ineficiencia de las cortes para hacer respetar los derechos de propiedad y los contratos. Ellos serían los principales escollos que impiden hacer negocios, introducir más competencia y, de esta forma, mejorar la oferta de bienes y servicios y, finalmente, sus precios.

Otras áreas en las que tendríamos graves problemas y que tampoco han visto mejoras en varios años serían la regulación laboral y la financiera. En el primer caso, los sobrecostos que la ley impone a la planilla y al despido de trabajadores hacen del peruano uno de los mercados de trabajo donde resulta más caro emplear formalmente a las personas (costos que en última instancia son trasladados a los precios que pagan los consumidores). Y la maraña regulatoria que enfrentan las entidades financieras encarece el costo del crédito en ciertos sectores y, por tanto, también el de producir bienes y servicios.

Por supuesto, este diagnóstico no debería sorprender a nadie que conozca la realidad económica del Perú. Simplemente, confirma una vez más lo que ya sabemos: en muchos ámbitos el gobierno es un estorbo para los empresarios en vez de ser un aliado.

Ahí tiene el presidente una lista de temas en los que el gobierno podría trabajar para reducir los costos que enfrentan los empresarios y, así, colaborar con la reducción del precio no solo del gas, sino de todos los bienes y servicios de la economía. 

Saludamos entusiastamente que el presidente Humala hoy reconozca que el Estado no debe intervenir en la libertad empresarial. Ojalá que también se dé cuenta de todas las formas en las que el Estado, saliendo del camino, puede potenciarla.