Editorial El Comercio

Dos días atrás, el ministro del Interior, , volvió a perder los estribos en una entrevista. Recordemos que hace un par de semanas, consultado en Canal N por la extraña pasividad policial que permitió la fuga del exministro de Transportes y Comunicaciones , Senmache se defendió alegando que no sería él “el que va a permanecer en la puerta de un domicilio esperando si sale o no sale una persona”.

Ahora, requerido en RPP por si consideraba que Tumbes no era importante dado que actualmente el jefe policial de dicha región, Nicasio Zapata Suclupe, fue uno de los mandos policiales que se reunieron en Palacio de Gobierno con el ahora prófugo ex secretario general Bruno Pacheco antes de ser ascendidos por el presidente , y dado que el propio Senmache había afirmado en la misma entrevista que se lo derivó allí “para no darle una región más importante”, el titular del Interior volvió a desbocarse. “Señores, ¿quieren enfrentar la inseguridad, sí o no? Díganme de verdad. […] Tienen , tienen que apoyar a la Policía Nacional”, les replicó a sus interlocutores.

Por supuesto, salvo los criminales, nadie podría estar en contra de que la gestión del ministro Senmache enfrente la inseguridad ciudadana, por lo que plantear una consulta así encierra una enorme falacia; esta es, que quienes lo cuestionan están, en realidad, socavando el trabajo del sector que lidera.

La realidad, no obstante, es que sí hay muchas cosas por las que criticarlo; principalmente, por el hecho de que él es el responsable político de que todavía no se haya podido dar con el paradero ni de Silva y Pacheco, ni del sobrino del mandatario Fray Vásquez Castillo. Y, sin embargo, cuando se le interroga por ellos y por otras circunstancias igual de preocupantes, el titular del Interior tiende a perder también los papeles y exige, en cambio, que se lo apoye.

La prensa, ciertamente, no está para respaldar sus labores, sino para interpelarlo todas las veces que sean necesarias, aunque a él no le guste.

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