Editorial: Las antimemorias de Cornejo
Editorial: Las antimemorias de Cornejo

El economista Enrique Cornejo ha venido cobrando notoriedad política en los últimos años. Antiguo militante del Partido Aprista Peruano, fue jefe del Instituto de Comercio Exterior (ICE) durante el primer gobierno de Alan García y luego, ya en el segundo, llegó a ocupar dos carteras ministeriales: la de Vivienda, Construcción y Saneamiento, y la de Transportes y Comunicaciones, en la que estuvo por largo tiempo.

Fue su participación en las elecciones a la Alcaldía de Lima en el 2014, sin embargo, el hecho que más atención atrajo sobre él, pues sin contar con un apoyo resuelto de la dirigencia de su partido, obtuvo en ellas un segundo lugar que lo colocó en una posición interesante para el proceso municipal del 2018 y potenció su imagen de ‘técnico’, alejado de la política tradicional.

Tras el deslucido resultado del Apra en los comicios presidenciales del año pasado, por otra parte, se ha promovido como una carta de renovación para la secretaría general de esa organización y ha desarrollado un discurso crecientemente desafiante al liderazgo de Alan García (al que le atribuye afanes de obstaculizar su proyecto), que ha conseguido mucho eco en la prensa y no poco respaldo en las bases apristas.

Su relativa buena estrella en este terreno, no obstante, ha sufrido recientemente un contratiempo a raíz de las primeras detenciones del Caso Lava Jato, relacionadas con la concesión –mediante coimas– de las obras para la línea 1 del metro de Lima a la empresa Odebrecht: un proyecto que, como se sabe, dependía del Ministerio de Transportes y Comunicaciones cuando él lo encabezaba.

Hay que decir, antes que nada, que no ha aparecido hasta ahora prueba o indicio alguno de que Cornejo mismo haya estado involucrado en los manejos dolosos. Pero no se puede decir lo mismo con respecto a ciertos funcionarios cercanos a él durante ese período. Tal es el caso de Edwin Luyo y Miguel Ángel Navarro Portugal (ambos ahora con prisión preventiva), así como el de su ex viceministro de Comunicaciones, Jorge Cuba, quien se encuentra actualmente prófugo de la justicia.

El caso de este último personaje, además, es particularmente inquietante, porque cuando se le ha preguntado sobre él, Cornejo ha tenido lapsus de memoria que solo ha corregido cuando se lo ha confrontado con datos irrefutables. Nos referimos en concreto a aparentes confusiones sobre el momento en que se conocieron y sobre la forma en que Cuba llegó al equipo que elaboró el Plan Bicentenario (el programa de gobierno presentado inicialmente por el Apra para el proceso electoral del año pasado, pero luego desestimado por los plagios que contenía). Y, sobre todo, a la contradicción en la que Cornejo incurrió a propósito de la participación de Cuba en el proyecto del metro de Lima.

El domingo 22 de este mes, efectivamente, en una entrevista concedida a este Diario, el ex ministro de Transportes dijo sobre él que “formal y funcionalmente no tenía una vinculación con la empresa, con las obras” [del tren]. Pero tres días más tarde, al ser confrontado con dos resoluciones supremas obtenidas por la Unidad de Investigación de El Comercio que demostraban que, mientras era viceministro de Comunicaciones, Cuba fue enviado a Japón y Brasil para evaluar propuestas relacionadas con ese proyecto, Cornejo (que fue uno de los firmantes de esas resoluciones) accedió a un recodo perdido de su memoria y señaló: “Cuba tenía un ‘expertise’ adicional a su trabajo en comunicaciones que venía de sus cinco años en Pro Transporte [...] de manera tal que eso le permitía poder hacer algunas tareas”.

¿Se pudo olvidar de una circunstancia así, en medio de una tormenta política que lo estaba envolviendo y complicaba sus aspiraciones de todo tipo? Es muy inverosímil. Y, en consecuencia, la sospecha de que la negación fue un acto deliberado para apartar de sí los reflectores de la prensa y la atención de la justicia está plenamente justificada.

Ayer, finalmente, luego de que diversas voces –como la del congresista Mauricio Mulder– le demandaran ‘dar un paso al costado’ en sus pretensiones políticas e incluso en su militancia partidaria, el Tribunal de Avocamiento del Partido Aprista decidió suspender al ex ministro de Transportes sus derechos partidarios y anunció que se le ha abierto un proceso disciplinario en esa agrupación. Y si bien, por el momento, esa decisión pueda parecer excesiva, es necesario que Cornejo se asegure de que su memoria no lo vuelva a traicionar y comience a responder a las interrogantes que se ciernen sobre él con franqueza.