El miércoles pasado, el presidente Martín Vizcarra ofreció un mensaje a la nación para anunciar el reestreno de algunas medidas para contrarrestar la expansión del COVID-19. Esta vez el jefe del Estado se refirió a un “rebrote” del virus en nuestro país y explicó que, ante ello, había que “retroceder” unos cuantos pasos y reimponer restricciones que se habían levantado hace unas semanas, como la inmovilización social obligatoria de los domingos, así como expandir la cuarentena focalizada a otros territorios y prohibir las reuniones sociales y familiares. “Basta de irresponsabilidades”, sentenció el gobernante.
Es claro que la reanudación del aislamiento total de los domingos resulta bastante cuestionable como método para paliar el repunte en los casos registrados. Al fin y al cabo, las personas podrán contagiarse en cualquier otro momento de la semana y podríamos registrar nuevas aglomeraciones en los centros de abasto en los días previos. Sin embargo, en honor a la verdad, si algo dejaron claro los más de tres meses de cuarentena que se impusieron en marzo es que hay pocas alternativas sobre la mesa. Un retorno a las condiciones que soportamos hasta el 1 de julio no solo amenazaría con destripar aún más nuestra economía, sino que difícilmente podría ser acatado por la mayoría de las familias peruanas, que demostraron que necesitan continuar trabajando.
En realidad, entonces, el mensaje del mandatario de hace dos días pareció ratificar una premisa ya expresada y que los ciudadanos harían bien en tomar en serio: el control del virus dependerá de las acciones y prevenciones que tome cada uno. Estas, además, ya son harto conocidas e incluyen el uso correcto de mascarillas (tapando la nariz y la boca), el lavado riguroso de las manos, el distanciamiento social y evitar las multitudes. En suma, se necesita que todos seamos cuidadosos y, sobre todo, responsables.
Ello incluye a nuestras autoridades, especialmente ahora que se está registrando un nítido aumento en el número de casos de COVID-19. No es momento para que se pretenda sacar provecho del caos, utilizando mal los recursos públicos, ni para alejarse de las recomendaciones de la ciencia.
En esa línea, a propósito de lo primero, resulta sumamente preocupante lo que informó este Diario ayer sobre las más de 900 denuncias que la fiscalía se encuentra investigando por presuntas irregularidades en la compra de insumos y equipos por parte de algunos municipios. Entre lo que se busca esclarecer hay 21 casos de supuesta sobrevaloración en la adquisición de pertrechos médicos, 105 por irregularidades en compra y distribución de materiales de la misma naturaleza y 308 por anomalías en la obtención de canastas para las personas en situación de vulnerabilidad. Según explica el fiscal supremo Omar Tello, algunos productos habrían sido sustraídos por los mismos funcionarios. Delitos que devienen en insultos en tiempos como estos.
Con respecto a lo segundo, actitudes como la del gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, son muy peligrosas. Hace unos días el servidor público aludió a la supuesta eficacia de la carne de llama y alpaca para combatir la mentada enfermedad y también aseguró que se comunicó con Vladimir Putin para que le haga llegar la vacuna que Rusia, yendo en contra de las recomendaciones de las autoridades internacionales, ha empezado a distribuir entre sus habitantes. Semanas antes, Cáceres también recomendó el uso de dióxido de cloro para tratar el COVID-19, una sustancia que ha sido considerada nociva por muchos especialistas
Así las cosas, la coyuntura demanda la responsabilidad de todos y cada uno de los peruanos. Los ciudadanos tenemos que evitar, en la mayor medida posible, la exposición al nuevo coronavirus. Al mismo tiempo, es vital que se respeten las restricciones planteadas por el Gobierno, un ejercicio de civismo que puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Nuestras autoridades, por su lado, más que nunca, deben reafirmarse en la tarea que se les ha confiado y que incluye proteger a sus coterráneos, liderarlos con la verdad y, por supuesto, no traicionarlos.