La última edición de CADE ha servido para tomar el pulso a los principales aspirantes a la Presidencia de la República. Lamentablemente, se constata que, al menos en el partidor, los candidatos carecen de preparación y no han estudiado seriamente sus propuestas.
Uno de los varios casos es el de la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori. Ella plantea una “ambiciosa agenda de inversión pública”, para la cual quisiera obtener los recursos del “fondo de reserva fiscal” y de un mayor endeudamiento.
El Fondo de Estabilización Fiscal (FEF), sin embargo, no fue creado para planes ambiciosos de inversión pública. Fue creado durante el gobierno de Alberto Fujimori para garantizar el equilibrio de las cuentas del fisco incluso en épocas de bajos ingresos fiscales (Ley 27245).
Excepcionalmente, se podía recurrir al fondo “en casos de emergencia nacional o de crisis internacional que puedan afectar seriamente la economía nacional”. La propuesta de Keiko Fujimori, entonces, distorsiona la naturaleza originaria para la cual fue establecido.
Durante el gobierno de Ollanta Humala se han hecho algunas modificaciones. Se agregó, por ejemplo, que en caso de una caída de los ingresos fiscales ordinarios se utilice el FEF no solo para estabilizar las cuentas, sino también “prioritariamente para cubrir gastos de programas focalizados destinados al alivio de la pobreza” (Ley 30099, artículo 13.1.a).
La candidata de Fuerza Popular propone crear un nuevo marco para el uso del FEF. Tampoco cree que el fondo sea solo para “estabilizar” las cuentas fiscales. Piensa que debe haber otra excepción: la inversión pública.
El marco legal actual no lo permite, por lo que habrá que pensar que la pretensión de la candidata es cambiarlo en caso acceda al poder.
Si eso se produjera, se trataría de una nueva erosión en las reglas de responsabilidad fiscal. El nacionalismo y el fujimorismo actual se estarían pasando la posta de perforar la disciplina del FEF.
En realidad, todas las propuestas podrían ser financiadas con este fondo. El problema surgirá, por supuesto, el día que se necesiten sus recursos. Como indicó a este Diario el ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, el FEF “se emplea como una herramienta para la estabilización macroeconómica o para eventos inesperados de caídas de ingresos o desastres naturales”.
El fondo es como el dinero que guarda una madre cuidadosa bajo el colchón. Ese “guardado” no se utiliza para invertir en un negocio, en mejoras de la cocina o para solventar al tío desempleado de la familia. Se utiliza para una verdadera emergencia.
La opción del endeudamiento público planteado por la señora Fujimori tampoco es atendible. De hecho, la actual ley de responsabilidad fiscal, en lugar de crear mecanismos de aumento de deuda, los reduce.
El ahorro acumulado en el FEF que exceda el 4% del PBI, dice la Ley 30099, puede ser destinado a reducir la deuda pública (artículo 12.2). Esto es lo contrario a endeudarse para “activar” la economía con una “ambiciosa agenda” de inversiones públicas.
El nivel bajo de deuda deja margen al manejo fiscal para adecuar el gasto público a las necesidades de la población. Al aumentar la deuda dejamos de gastar en seguridad, educación y salud para pagar el servicio financiero.
En un contexto internacional, en el que los países grandes tienen deudas prácticamente inmanejables, es mucho mejor mantenerse en la disciplina que sumarse al contingente de deudores.
Un manejo responsable de la deuda pública externa, además, no solo mejora nuestra calificación crediticia. Con ello mejoramos como plaza de inversiones y permitimos al sector privado tomar deuda para inversiones respaldadas por el capital privado.
Quienes postulan a la presidencia tienen que enfrentar el desafío de responder cómo harán para reducir el déficit fiscal, que ya supera el 2% del PBI. También la inflación, que ya bordea el 4% anual.
Esperamos que todos los candidatos revisen su presentación en CADE y se pongan a trabajar seriamente en sus propuestas. No solo en la lista de ofrecimientos, sino sobre todo en los métodos que seguirán para cumplir sus promesas.
Como todos los candidatos, la señora Fujimori debe hacer su tarea. Ya no bastan respuestas improvisadas.imprudencia.