Rosa Bartra
Rosa Bartra
Editorial El Comercio

Casi desde su nacimiento, la comisión investigadora del Congreso denominada Lava Jato ha sido materia de controversia. Los cuestionamientos suscitados alcanzaban desde su utilidad para indagar asuntos de naturaleza penal que ya vienen siendo objeto de atención de autoridades fiscales y judiciales con mayor conocimiento y experiencia, hasta el aprovechamiento que podría acarrear la singular circunstancia de que rivales y aliados políticos de todas las tiendas presentes en el Parlamento intercambiaran turnos en los banquillos de acusados y acusadores.

Frente a esta tesitura, la labor de la Comisión Lava Jato –se pronosticaba– tendría que ser especialmente prolija en su manejo técnico y aséptica en el componente político para alcanzar no solo el éxito en sus funciones, sino también el respaldo de la ciudadanía.

Hasta el momento, sin embargo, es poco lo que dicha comisión puede exhibir en cuanto a descubrimientos relevantes se refiere, y son más bien las frases altisonantes en algunas sesiones, los episodios bochornosos por actitudes ofensivas de los interrogadores de turno y los conflictos con otras autoridades –como el que surgió con el fiscal de la Nación– los elementos que han marcado el derrotero parlamentario.

Esta semana, además, la discusión sobre la posibilidad de que dos ex candidatos presidenciales pertenecientes a partidos políticos que se encuentran representados en la comisión investigadora sean citados a la misma generó una nueva polémica. Ello a raíz de una declaración de Rosa María Bartra, integrante de Fuerza Popular y presidenta del grupo de trabajo, recogida en el diario “Perú 21”, en la que adelanta que aún no se pensaba citar a Alan García y Keiko Fujimori. “Aún nos faltan los elementos necesarios” para citarlo, manifestó respecto al ex presidente aprista, y que aún se encuentran “recolectando la mayor información posible”, indicó sobre la lideresa de su partido.

Previsiblemente, esto trajo las críticas de quienes consideraron que las declaraciones de Bartra traslucían un doble estándar, al tratar de evitar hacer pasar a García y Fujimori por el mismo trance que sí habían deparado a otras personas, incluyendo a sus contendientes políticos. Más aun cuando en anteriores oportunidades el propio García había manifestado su disposición para acudir al Congreso.

Frente a ello, la ex vicepresidenta del Congreso realizó algunas precisiones a sus declaraciones iniciales e indicó que no se había descartado la presencia de los mencionados líderes políticos en la comisión. “El señor Alan García va a venir, qué duda cabe”, señaló, pero añadió que eso se realizaría más adelante pues “hay personajes clave que deben venir antes que Alan García”. Y sobre Keiko Fujimori, señaló que aún se estaba “construyendo una teoría que nos permita vincular la posibilidad de que las donaciones –si es que acaso hubieran existido, porque es algo que no está probado– puedan estar vinculadas como coima adelantada, que es la coima que hemos trabajado en el caso de Nadine Heredia”. Sobre ambos casos, afirmó que se está “trabajando en una línea de tiempo” aunque sin señalar una fecha cierta en el calendario para una eventual convocatoria.

La aclaración de la señora Bartra es oportuna para procurar librar a la comisión que ella preside de las acusaciones de parcialidad y blindaje que ya se le achacan. Pero para cumplir cabalmente dicho cometido, habrá que esperar las acciones concretas, la diligencia para programar las referidas entrevistas y la actitud de los integrantes de la Comisión Lava Jato, de los que se esperaría la misma tenacidad y minuciosidad que han mostrado cuando han tenido que inquirir a otras figuras políticas.