(Foto: Miguel Bellido)
(Foto: Miguel Bellido)
Editorial El Comercio

No habían transcurrido ni tres meses de gestión cuando la administración de Pedro Pablo Kuczynski tuvo que enfrentar su primer embate político. Como se recuerda, en octubre del año pasado, la divulgación de unos audios en los que se escucha al entonces asesor presidencial Carlos Moreno realizar coordinaciones indebidas con las que habría buscado sacar provecho del Seguro Integral de Salud (SIS) ocasionaron que la imagen de firmeza frente a la corrupción que el gobierno trataba de labrarse fuera puesta en entredicho.

Y si bien en esa oportunidad el escándalo político dio lugar a un mensaje a la nación del presidente Kuczynski y provocó nuevas crispaciones entre dos poderes del Estado (que llevó incluso a que las cabezas del Ejecutivo sean interrogadas por el Congreso), los reflectores del caso Moreno permitieron también sacar a la luz las deficiencias del SIS.

Tras reconocer “serios problemas en la gestión de los recursos públicos”, a través de un decreto supremo publicado el 9 de octubre del año pasado, el Ejecutivo declaró en reorganización esta entidad estatal por un plazo de 120 días y asignó a una comisión interventora identificar su “problemática y distorsiones”, además de evaluar su normativa y, en caso fuera necesario, proponer cambios al sistema. Dos días más tarde, se designó a Edmundo Beteta nuevo jefe del SIS.

Transcurrido el plazo indicado para la reorganización, sin embargo, poco se escuchó de los resultados obtenidos o de las reformas por implementar. Y ahora, siete meses después del primer escándalo, nuevas denuncias vuelven a sacudir al seguro de salud estatal.

Como dio a conocer el programa “Cuarto poder” el domingo pasado, durante los últimos años, numerosos establecimientos médicos han venido falsificando y adulterando los registros de atención de pacientes, generándose subvenciones irregulares con cargo al presupuesto del SIS. Entre los ejemplos más insólitos se encuentran la atención de partos de 194 hombres, 34.812 mujeres que dieron a luz hasta tres veces en el lapso de un año y 200 operaciones de cataratas efectuadas a un solo paciente.

Pese a la gravedad del informe periodístico, no fue sino hasta tres días después de emitido que la ministra de Salud, Patricia García, señaló en una entrevista televisiva que “el órgano de control interno del SIS ha emitido tres informes públicos en los que se ha encontrado que hay una serie de irregularidades”. Según mencionó la titular de Salud, del total de prestaciones de salud que el SIS debe pagar –y que representan una deuda aproximada de S/900 millones desde el 2009–, alrededor del 25% corresponderían a prestaciones con irregularidades. La ministra, así, reconoció tener conocimiento de las serias deficiencias que existían en el SIS, pero el control de daños se hizo público de manera tardía.

Que la administración estuviera al tanto del problema pero esperara hasta después de las denuncias periodísticas para pronunciarse respecto de su diagnóstico y avances en encontrar una solución, resulta ya un defecto recurrente de este gobierno. Más aun con los antecedentes que motivaron la reorganización del SIS en primer lugar.

También llamó la atención el alejamiento de Edmundo Beteta de la jefatura del SIS hace más de una semana, y que recién en la entrevista que publica hoy El Comercio la ministra García señale de manera general que se necesitaba “un cambio de timón”, aunque deje entrever también que ciertos “conflictos con los hospitales condicionaron la decisión”. Algo que daría sustento a lo expresado por algunos medios y periodistas en el sentido de que la salida de la cabeza del SIS tuvo que ver con la presión de gremios médicos y representantes en el Congreso que veían con malos ojos los cambios y procedimientos que estaba implementando el ahora ex funcionario, pues afectaban los intereses particulares de quienes se beneficiaban de las irregularidades en el seguro estatal.

Por más que no lo haya hecho oportunamente, la situación aún amerita una respuesta más clara y contundente por parte de la titular del sector Salud. Pues, si bien es cierto que los problemas del SIS difícilmente se solucionarán en solo unos meses, la ciudadanía demanda mayor transparencia y rapidez en las comunicaciones de sus autoridades, para que estas no terminen asemejando excusas extemporáneas.