"Si el nuevo coronavirus es por ahora una realidad ajena para el sistema de salud local, el Perú tiene preocupaciones inmediatas, por ejemplo, en el dengue".
"Si el nuevo coronavirus es por ahora una realidad ajena para el sistema de salud local, el Perú tiene preocupaciones inmediatas, por ejemplo, en el dengue".
Editorial El Comercio

La preocupación por el brote y avance del nuevo ha puesto en alerta a los sistemas de salud a lo largo del mundo. Cuarentenas, revisión en aeropuertos, nuevos protocolos en hospitales y difusión de información sobre mecanismos de prevención son solo algunas de las medidas desplegadas. Con más de 900 personas fallecidas a la fecha, la enfermedad –cuyo contagio parece haberse empezado a estabilizar en China– ya ha cobrado más víctimas que el SARS del período 2002-2003.

Por el momento, el aparece libre de personas infectadas con la nueva mutación. Los cuatro casos considerados sospechosos hace unas semanas fueron negativos. No obstante, la atención al coronavirus despertó algunas preguntas incómodas e inevitables: ¿está el Perú preparado para lidiar con una epidemia grave si esta llegase a ocurrir? ¿Qué tan efectivo es el para combatir enfermedades transmisibles?

Si el nuevo coronavirus es por ahora una realidad ajena para el sistema de salud local, el Perú tiene preocupaciones inmediatas, por ejemplo, en el dengue. Ayer, el Ejecutivo oficializó la declaratoria de emergencia sanitaria en zonas de Loreto, Madre de Dios y San Martín por 90 días. Según el Ministerio de Salud (Minsa), ya van más de 2.500 casos reportados, de los cuales 37 son graves. El ministerio ha informado además sobre una nueva variante de dengue en Madre de Dios, más agresiva con la población en riesgo –adultos mayores, niños menores de 5 años y personas con condiciones como hipertensión o diabetes–.

¿Qué capacidad de reacción tiene el sistema de salud para casos complejos, sobre todo en zonas remotas y de difícil acceso? ¿Y en zonas de alta densidad urbana donde las condiciones de propagación pueden ser aún más retadoras? De acuerdo con el Minsa, actualmente se necesitan 118 nuevos hospitales en los tres niveles de atención, así como 16 mil profesionales médicos adicionales. Según el documento “Indicadores de brechas de infraestructura y equipamiento del sector Salud”, publicado por el mismo ministerio el mes pasado, el 77,8% de establecimientos de primer nivel de atención (puestos de salud, postas, centros de salud y centros médicos) presenta una capacidad instalada inadecuada expresada en la precariedad de la infraestructura, equipamiento obsoleto, inoperativo o insuficiente. Esta pasmosa y reciente cifra merece, por lo menos, algunos segundos de reflexión.

Las brechas no son solo de recursos materiales o humanos, ni se resuelven solo con más presupuesto. Como en otros aspectos de administración de servicios públicos a cargo del Estado, los problemas de gestión son urgentes. Este Diario publicó la semana pasada un informe que contrastaba los 10 días que les demoró a las autoridades chinas construir un hospital especializado para atender la emergencia del coronavirus con los casi 10 años que toman algunos hospitales en el Perú. El Hospital Materno Infantil de Juliaca, por ejemplo, empezó a construirse en marzo del 2010 y aún no tiene fecha de entrega. El atraso ha sido tal que se requiere actualizar el tipo de equipos necesarios y sus costos, lo que a su vez genera nuevos retrasos.

El Perú debe estar preparado para hacer frente las amenazas de salud globales que acechan cada cierto tiempo. Sin embargo, en un Estado que aún no parece capaz de responder siquiera a las necesidades más básicas de gruesos sectores de la población, las prioridades y los problemas siguen siendo tan antiguos y predecibles como una gripe común.

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