Editorial El Comercio

La situación de la legisladora de Avanza País es cada vez más agobiante. En el Parlamento existe una moción de censura, firmada por cerca de 30 de sus pares, para removerla de la tercera vicepresidencia del Congreso, y la Comisión de Ética decidirá en su próxima sesión si le abre una investigación por diversos asuntos relacionados con su concurrencia, el pasado 30 de setiembre, a la fiesta por el cumpleaños del excongresista Paul García que acabó con un fallecido a consecuencia de un disparo de bala. Como se sabe, la víctima fue Christiam Enrique Tirado, y su presunto victimario, Abel Valdivia Montoya, quien abandonó el país horas después de los hechos. Valdivia Montoya, vale la pena recordar, tiene denuncias policiales por robo agravado, violencia contra la mujer y violencia familiar.

La pregunta que hace falta responder, sin embargo, es cómo así este cuadro podría comprometer la situación de una parlamentaria que, al parecer, habría sido solo una asistente al festejo. Pues bien, para empezar, se ha señalado que esa sola asistencia fue una falta de respeto al duelo decretado en el Congreso por la muerte de su compañero de la Mesa Directiva, Hernando Guerra García, ocurrida 24 horas antes. Lo que realmente complica la situación de la congresista, no obstante, es la información asociada a este caso que ella trató de negar inicialmente y que, poco a poco, ha ido saliendo a la luz.

La señora Amuruz, en efecto, intentó al principio y negar su participación en la organización del evento, así como el grado de cercanía que tenía con Carlos Valdivia Montoya, hermano del presunto autor del disparo que segó la vida de Enrique Tirado. Sostuvo, asimismo, que ella había abandonado la reunión bastante antes de que el trágico hecho ocurriese.

En pocos días, sin embargo, todo eso ha sido desmentido. Por un lado, la noticia de que durante sus semanas de representación ella ha coincidido con Paul García en viajes a República Dominicana, España, Panamá, Argentina y Colombia tiende a confirmar que hace tiempo tienen una relación sentimental. Y aunque Amuruz ha reconocido ante la policía que está “saliendo” con García, en público se ha resistido a confirmarlo. Por otro lado, la aparición de chats en los que ella coordina detalles de la fiesta con Carlos Valdivia Montoya pone en evidencia su rol en la organización del festejo y su grado de familiaridad con este último. Y, finalmente, su versión acerca de la hora en que dejó la reunión bailable ha cambiado significativamente.

La revelación de su vínculo con García, además, ha encendido las alarmas a propósito de la que, a instancias suyas, se han hecho en el Parlamento a personas relacionadas con él. La más llamativa es la de su hermana Alejandra García, en el Área de Calidad Legislativa (competencia de la tercera vicepresidencia del Congreso, que Amuruz ostenta), pero hay otras siete que están ahora bajo la lupa: Karen Rojas Brandes, como asesora II en la Comisión Especial Capital Perú (que fue promovida y presidida por Amuruz); Carmen Neyra, como asesora II en su despacho; Rocío Beltrán y Cenit Málaga, como técnica y asesora, respectivamente, de la tercera vicepresidencia del Congreso; y Erik Enrique, Rony Enrique y Angie Gómez Acosta (hermanos y viuda del fallecido en la fiesta), quienes entraron recientemente como auxiliar y técnicos, respectivamente, en la planilla de la Oficina de Comunicaciones del Congreso y en la Comisión Especial Capital Perú. El sesgo de favorecimiento personal que se insinúa en estos casos, como es obvio, resulta motivo más que suficiente para que la Comisión de Ética indague al respecto.

Pero, como decíamos líneas atrás, lo más inquietante de todo son, sin duda, las razones por las que la legisladora Amuruz habría intentado ocultar aquello que ahora está a la luz. Interrogado por la prensa acerca de la naturaleza de su relación con la congresista, Paul García quiso ser ingenioso y, citando a Juan Gabriel, sentenció: “Lo que se ve no se pregunta”. Pero el ingenio amenaza con durarle poco, porque el verdadero problema es más bien todo lo que hasta ahora no se ve y que, por eso mismo, tendrá que ser motivo de preguntas cuyas respuestas podrían salirle caro a la legisladora Amuruz.

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