(Foto: El Comercio)
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Editorial El Comercio

La infrecuencia de ciertos eventos de la naturaleza hacen que estos sean atractivos. Científicos y aficionados se preparan y esperan con mucha atención fenómenos como un eclipse solar, el paso de un cometa o el momento en que el tránsito de un planeta por delante del Sol puede ser visto desde la Tierra. El último suceso de esta naturaleza ocurrió el año pasado cuando, desde la perspectiva terráquea, Mercurio se puso frente al Sol generando una pequeña sombra sobre la estrella, algo que se repetirá recién en nueve años más.

Comparte esa periodicidad (10 años) una actividad en el país: la celebración de los censos nacionales. Este domingo se llevará a cabo el XII Censo Nacional de Población, el VII de Vivienda y el II de Comunidades Indígenas, y aunque el día oficial del censo fue decretado recién en julio, el año en que estos tendrían lugar se conocía por lo menos desde hace 58 años, cuando se aprobó la Ley de Censos que establece los 10 años que deben mediar entre cada registro.

Y aun así, con tantos años de anticipación y con tanta experiencia previa en la materia, son muchos los cuestionamientos y las dudas que subsisten apenas dos días antes del censo.

El más grande de los primeros tiene que ver con la orden de inamovilidad dispuesta mediante el Decreto Supremo 062-2017-PCM que debería acatar toda la población entre las 8:00 a.m. y las 5:00 p.m. de este domingo. Más allá de las críticas por las complicaciones que dicha orden puede generar a las personas que, por alguna urgencia, tuvieran que salir de su domicilio, lo que generó mayor consternación en la población fue la consecuencia prevista en caso de incumplimiento.

En una primera oportunidad, el jefe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Aníbal Sánchez, afirmó que en ese caso, la policía podría intervenir a los transeúntes y llevarlos a una comisaría, donde serían censados, y la cual no podrían abandonar “hasta que pase la actividad”. El ministro del Interior, Carlos Basombrío, se pronunció en sentido similar: “Las personas tienen que estar en sus domicilios. Si no lo están, las llevan a la comisaría, las empadronan ahí y a las 5 de la tarde se van a su casa, nada más”, y en un particular llamado a la comprensión, señaló: “Es un fastidio, pero son ocho horas cada diez años”.

Precisamente porque es algo que sucede cada diez años, cabe preguntarse si no debió aprenderse de los errores de hace una década y evitar este formato de censo como han sugerido algunos especialistas o, en todo caso, prescindir de una herramienta como la detención de personas, de dudosa compatibilidad con la Constitución que reconoce el derecho al libre tránsito. El evidente error fue rectificado la noche del miércoles por el ministro Basombrío, al anunciar que nadie sería detenido por transitar, pero la sensación de poca preparación ya estaba instalada en la ciudadanía.

La oscuridad también se posó sobre otros asuntos. Preguntado acerca de si habría alguna ley seca que prohibiera el consumo de bebidas alcohólicas, el jefe del INEI afirmó: “No. No hay ninguna restricción de esa naturaleza. Lo único que se pide es que el hogar esté tranquilo. Moderadamente, el día anterior puede haber matrimonios, bautizos”, pero la página web de la propia entidad pública señalaba que en la noche previa al censo “todo establecimiento puede funcionar, pero no estará permitido el expendio y consumo de bebidas alcohólicas”. Con lo cual, quedaba cierto espacio para la ambigüedad o las interpretaciones contradictorias.

Finalmente, quienes más incertidumbre deben haber experimentado son los trabajadores con funciones especiales (desde médicos hasta periodistas, pasando por trabajadores de empresas de servicios públicos) y quienes debían realizar algún viaje. Hasta esta semana seguían publicándose normas técnicas censales estableciendo permisos especiales para desplazarse siempre que se empadronaran y contaran con un certificado especial, el cual recién podía tramitarse la misma semana del censo.

Anuncios y disposiciones de último minuto han sido la constante en la antesala de este censo. Habrá que esperar al próximo tránsito de Mercurio para constatar si nuestros gobernantes se prepararon con mayor anticipación para el siguiente.