Mediante pregunta sobre idioma o lengua materna se identificarán las 47 lenguas originarias de nuestro país. (Foto referencial: archivo)
Mediante pregunta sobre idioma o lengua materna se identificarán las 47 lenguas originarias de nuestro país. (Foto referencial: archivo)
Editorial El Comercio

Vivimos en la era de la información. Internet y los medios de comunicación traen a cada hogar u oficina una infinita avalancha de datos, noticias y opiniones. Si antes el reto era encontrar información sobre el tema deseado, hoy es identificar la información legítima y valiosa entre un océano de posibilidades.

En este contexto, el XII Censo Nacional de Población, el VII de Vivienda y el III de Comunidades Indígenas –por llevarse a cabo hoy– deben servir como una fuente y guía de información veraz y actualizada. Una gran foto nacional sin aproximaciones ni retoques. A pesar de las enormes cantidades de información hoy disponibles, lo cierto es que los investigadores nacionales y, sobre todo, los tomadores de decisiones de política pública carecen de una imagen oportuna de la formación total de los hogares peruanos. Estos censos –muy aparte de la sensación de improvisación en su organización comentada en un editorial anterior– deberían proveer dicha imagen.

Ello tiene una clara ventaja hacia adelante: el mejor diseño de políticas públicas en función de las características de cada ciudad o centro poblado. Si no conocemos cuánta gente vive en cada lugar, qué servicios públicos tienen a disposición, qué nivel de educación tienen o si cuentan con algún tipo de cobertura de salud –por mencionar algunos ejemplos–, será muy difícil planificar el tamaño de las obras de infraestructura vial, las obras de electrificación o saneamiento, o los programas sociales.

Pero el censo tiene también otra ventaja hacia atrás: nos permitirá conocer cuánto hemos avanzado como país –provincia por provincia, distrito por distrito– desde la última medición hace diez años. La Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), del INEI, y otras más de representatividad nacional apuntan a una mejora sostenida de la calidad de vida de la población en general en la última década. En términos de cobertura de salud, por ejemplo, el porcentaje de personas aseguradas pasó de 42% en el 2007 a 76% en el 2016. La proporción de hogares con conexión eléctrica se elevó en más de 10 puntos porcentuales en 10 años y se acerca a ser total, sobre todo en zonas urbanas. El acceso a agua potable y alcantarillado, aunque más rezagado, siguió una tendencia similar. La composición de la PEA en cuanto al grado de educación alcanzado también habría mejorado significativamente. Todo esto será manifiesto con el censo.

Esta información servirá para aclarar narrativas que consistentemente se oponen al modelo de desarrollo y crecimiento económico que el Perú –con baches y limitaciones– ha seguido en los últimos años. Si los resultados del censo son como se espera, se demostrará que –a pesar de las voces que atizan la disconformidad y la protesta contra el sistema económico– incluso los poblados más alejados del país han tenido en promedio mejoras reales en su calidad de vida en la última década. La reducción de la pobreza monetaria y el incremento de los ingresos de las familias como consecuencia de trabajos más productivos y accesos a mercados, en efecto, habrían venido acompañados por mejoras en salud, educación, agua, electricidad, etc.

Los datos del censo revelarán, por supuesto, que aún estamos lejos de alcanzar las metas que el país desea en términos de igualdad de oportunidades y condiciones de vida. No obstante, lo importante es observar que la tendencia es positiva para persistir en ella corrigiendo lo que haga falta corregir. Las fotos precisas en un momento dado, después de todo, son la ocasión perfecta para reconocer cómo estamos y prepararnos de la mejor manera para la siguiente ocasión en que nos toque evaluarnos.