En su presentación en CADE, el titular de Educación, Jaime Saavedra, explicó la calamitosa situación de la infraestructura en su cartera: 30% de los colegios no tiene electricidad, 75% no cuenta con Internet y 40% carece de agua. Hace unos días, El Comercio publicó un informe en el cual se muestra que, a diferencia de otros sectores, la ejecución del gasto en infraestructura del Ministerio de Educación (Minedu) llegó al 99% en el 2014, lo cual demuestra que el señor Saavedra, con poco más de un año en el cargo, ha tomado la batuta de la reforma educativa como ningún otro antes.
Ante esta preocupante situación, para el presupuesto del 2015, su sector ha sido uno de los más beneficiados con un aumento de S/.4.000 millones con respecto al año anterior. En total, esta cartera ha recibido S/.23.994 millones (alrededor de 3,5% del PBI) y, si bien este porcentaje está por debajo del promedio de la región (3,6%) y de los países de la OECD (4% a 6%), es evidente el firme compromiso del gobierno para invertir en el futuro de nuestros jóvenes. Es más, para el señor Saavedra, se espera que a este ritmo lleguemos a comprometer hasta 6% del PBI para el 2021.
En esa línea, la gestión del ministro se basa en cuatro pilares: infraestructura, calidad de aprendizaje, revalorización de la carrera docente y modernización de la gestión educativa. Para construir su primer pilar, el titular de Educación ha abierto las puertas al sector privado. Según Juan Pablo Silva, viceministro de Gestión Institucional, “para asegurar una buena infraestructura educativa a los seis millones y medio de alumnos en todo el país, debemos superar una brecha en ese rubro de S/.63 mil millones”. Por ello, es fundamental que en tan titánica tarea no solo el Estado (que ha probado además ser un gerente poco capaz) tenga protagonismo, sino también el sector privado.
Así, el Minedu ha promovido el mecanismo de asociaciones público-privadas (APP). Entre el 2015 y el 2016 se desarrollarán 54 obras para construcción, mantenimiento de infraestructura y equipamiento de escuelas públicas con una inversión de S/.1.800 millones. Asimismo, a través del mecanismo de Obras por Impuestos, se han adjudicado 28 proyectos por S/.125 millones para ejecutarse en el mismo período.
El objetivo de invertir en este pilar es que, en la medida que se vaya avanzando con las obras, se podrá implementar el horario completo en los colegios a escala nacional para el 2021, con lo que los alumnos estudiarán de las ocho de la mañana a las tres de la tarde. Así, se ganarán más horas pedagógicas y se dispondrá de más tiempo para talleres, además de cursos de cómputo, inglés y formación laboral.
Conseguir un nivel tan alto de ejecución es positivo. Sin embargo, se debe ir de la mano de los otros tres pilares. Y, ya que el mecanismo de APP ha probado ser tan eficiente, el Minedu debería extenderlo para reforzar los otros. Según el Índice de Competitividad Global, nos encontramos en el puesto 134 de 144 en calidad educativa y la tasa acumulada de abandono al último año de educación primaria creció de 10,3% a 26,3% entre el 2006 y el 2013.
Pese a que algunos expertos se han mostrado en contra de que los privados participen en el servicio educativo, pensamos que no hay razón para creer que tiene que haber un sistema único de educación nacional centralizado y dirigido por el Estado. Cada niño tiene necesidades y procesos de aprendizaje diversos. En esa línea, es necesario crear un marco institucional adecuado para que los privados ofrezcan varias alternativas y, así, atiendan esos requerimientos, mientras que el Estado debería limitarse a asegurar estándares mínimos de calidad, sobre todo si consideramos que el sector privado cada vez está más interesado en invertir en educación y se estima que entre el 2015 y el 2016 habrá una inversión de más de US$/.200 millones en este sector.
La reforma de la educación no debería ser una afirmación retórica y declarativa. El acceso a ella es un derecho fundamental y, en la medida que tengamos una fuerza laboral debidamente capacitada, se incrementará también la productividad de la población, lo cual generará un impacto positivo en la economía en el largo plazo y aumentará la calidad de vida de todos los peruanos. Por ello, es positivo que el ministro Saavedra haya empezado a construir rápidamente el primer pilar con la ayuda de los privados. Necesitamos, si queremos un futuro prometedor, que esta misma fórmula se mantenga y se aplique a los demás pilares.