"Alberto Fujimori nos hizo entrar a APEC y ahora está en la cárcel, está enfermo y vamos a ver, pues, qué hacemos", dijo PPK en Buenos Aires, Argentina. (Foto: Presidencia de la República)
"Alberto Fujimori nos hizo entrar a APEC y ahora está en la cárcel, está enfermo y vamos a ver, pues, qué hacemos", dijo PPK en Buenos Aires, Argentina. (Foto: Presidencia de la República)
Editorial El Comercio

Las idas y venidas del actual jefe del Estado sobre la posible concesión de un le han costado a este gobierno algo más que la irritación de y su bancada. Desde ese sector político se han levantado ciertamente voces de protesta por lo que consideran un ‘manoseo’ de las expectativas de libertad del ex mandatario y su familia (‘Si va a otorgar el indulto, hágalo de una vez; y si no, no hable más del tema’, es en términos generales lo que le han reclamado al presidente Kuczynski desde el fujimorismo).

Pero en muchos otros ciudadanos, favorables o no a la concesión de la gracia presidencial, las reiteradas frases del presidente en torno a la materia han terminado por provocar también cansancio; ya sea porque las juzgan frívolas o las interpretan como un síntoma de ausencia de liderazgo.

Los intentos por responsabilizar a la prensa del reavivamiento del tópico, por otro lado, han sido rápidamente desvirtuados. Fue el presidente Kuczynski quien dijo en abril de este año “estamos estudiando el caso”; en junio, “yo creo que es el momento de ver el tema”; en julio, “esto no es un indulto, es un perdón médico”; y en octubre, “aquí estamos hablando de salud, no hablamos de perdonar a nadie”. Y en cada caso, después de la intervención, tuvo que soportar una andanada de críticas por haber enrarecido la atmósfera política del país, ya de por sí tensa, en vano.

Pues bien, ayer, durante su discurso en el XVIII Foro Iberoamérica, en Buenos Aires, el mandatario volvió a agitar las aguas con un comentario sibilino. Tras anunciar que en unas horas iría a la reunión de APEC (el Foro de Cooperación Asia–Pacífico), lanzó, efectivamente, la siguiente reflexión: “Fujimori nos hizo entrar a APEC y ahora está en la cárcel, está enfermo y vamos a ver, pues, qué hacemos. Y eso será noticia en algún momento, pero no podemos seguir siempre en lo mismo. Tiene que haber un cambio, hay que romper esquemas, buscar nuevas ideas”.

Una serie de asertos en la que quedan sugeridas varias cosas que vale la pena poner en evidencia. Primero, que Fujimori nos hizo un bien al determinar que el país entrara a la APEC y, sin embargo, ahora está ‘castigado’. Segundo, que va a hacer ‘algo’ con respecto al hecho de que está enfermo. Y tercero, que aquello que haga supondrá un cambio, romperá esquemas y hará noticia.

¿Quiso decir con eso que se dispone a reparar la ‘injusticia’ del castigo a través de un indulto humanitario y que, a la larga, no le importa el impacto mediático y las críticas que su decisión pueda acarrear? La verdad es que se trata de una lectura verosímil y tentadora de sus palabras, pero presenta algunos problemas: por un lado, los indultos por razones de salud no son un instrumento para reparar ‘injusticias’; y por otro, ¿cómo podría él saber desde ya el resultado de unos exámenes médicos que todavía no ha encargado?

Lo más grave de todo, no obstante, es el tono enigmático de todo el discurso, porque en ningún momento dice con todas sus letras lo que el contexto insinúa. Y con ello, estamos una vez más en el éter que tanto ha dañado la imagen presidencial y la relación del Gobierno con el fujimorismo…

Es irónico, en ese sentido, que el presidente haya dicho en medio de toda esa soflama “no podemos seguir siempre en lo mismo”, porque, como se ve, eso es exactamente lo que ha hecho. Ningún esquema roto, ninguna nueva idea. Solo lo mismo de siempre: la ambigüedad que irrita tanto a los que están a favor como a los que están en contra del eventual indulto.