“Me sorprende enormemente, no puedo ocultar mi indignación”. Estas fueron las primeras palabras que pronunció el señor Alejandro Toledo en la conferencia de prensa que ofreció en el exterior de su domicilio luego de que se hiciese público que la fiscalía de lavado de activos había resuelto que el sería investigado por ese delito a raíz de las sospechosas transacciones inmobiliarias en las que se ha visto involucrado.
Lo cierto, sin embargo, es que no queda claro cómo así este tema lo puede haber agarrado por sorpresa al señor Toledo. Y es que basta repasar los hechos del Caso Ecoteva para que sea evidente que el ex presidente tiene mucho por explicarle a la justicia y a los ciudadanos peruanos y que indignación no es lo que debería producirle la mencionada investigación.
Recordemos lo que sucedió.
Todo empezó cuando la prensa reveló que la suegra del señor Toledo había realizado compras millonarias sin, aparentemente, tener una fortuna que pudiese justificar el origen de ese dinero. Los inmuebles en cuestión: una lujosa casa en Las Casuarinas por US$3’750.000 y una oficina en Surco por US$882.000. Cuando todas las miradas giraron hacia su yerno, este inició lo que se convertiría en una seguidilla de explicaciones absurdas y contradictorias para intentar demostrar que él no había estado involucrado en dichas transacciones.
Primero, dijo que el dinero provenía de indemnizaciones que su suegra habría cobrado con motivo del Holocausto. Cuando más de una persona apuntó que ninguna víctima del mismo había logrado cobrar sumas tan exorbitantes, la explicación cambió: se trataba de la herencia de un difunto marido supuestamente millonario. Pronto se supo que la señora Eva Fernenbug, sin embargo, llevaba una vida más bien modesta en Bélgica, que no se condecía con la historia anterior. Luego, varió de nuevo la explicación y apareció el nombre de Josef Maiman. Este –según Toledo– le habría prestado el dinero a la suegra. Cuando la gente empezó a preguntar cómo así la señora podría pagar este millonario préstamo, la versión del ex presidente volvió a mutar: Maiman le habría entregado el dinero a la señora para que lo invierta en el Perú. Por supuesto, esta versión tampoco cuadraba. A fin de cuentas, la casa, se dijo en un inicio, había sido comprada para ser usada como vivienda y no para alquilarla. Y la oficina no estaba siendo arrendada. ¿Cómo así entonces esto sería una inversión de un tercero como Maiman? El testimonio de un corredor inmobiliario (ratificado por los correos electrónicos intercambiados con la señora Eliane Karp) que declaró que el señor Toledo lo había contratado para adquirir esa casa, además, complicó aun más la credibilidad de la versión en la que este último no se encontraba involucrado en las transacciones. Para colmo, a eso se sumó que el vendedor de la oficina confirmó que las negociaciones de compra se habían realizado directamente con Toledo.
Y mientras más la prensa profundizó en los hechos de este enrevesado caso, más piso siguió perdiendo el ex presidente. Resulta que el dinero provenía de una sociedad fundada en Costa Rica por una empleada de limpieza y un guardia de seguridad del estudio de abogados que la constituyó. El abogado que realizó la constitución, además, declaró, desmintiendo nuevamente a Toledo, que esta sociedad de testaferros había sido fundada por encargo de este último. Paralelamente, se descubrió que a las cuentas de dicha sociedad costarricense –con la que el ex presidente negaba relación alguna– habían ingresado US$9 millones de procedencia desconocida, con los que además se había cancelado la hipoteca de la casa en Camacho del señor Toledo y la compra de su casa en Punta Sal.
Ahora último, además, hemos conocido que para el Ministerio Público costarricense la cosa está más bien clara: Toledo está siendo investigado en ese país por, presuntamente, haber constituido una sociedad con el fin de ocultar dinero proveniente de actividades delictivas ejecutadas en el Perú.
¿Será real la indignación del señor Toledo? ¿O estará marcada por la misma sinceridad de las múltiples y contradictorias versiones que nos regaló a lo largo de todos estos meses? En este Diario, por lo pronto, creemos que los únicos que justificadamente podemos indignarnos en este caso somos los peruanos cansados de que nos siga mintiendo quien hace años tuvo el encargo de gobernarnos.