Del alcalde de Lima, , ya no cabe esperar mucho. Fracasó en el empeño de trasladar a los ambulantes empadronados del Centro de Lima a la Huerta Encontrada; a casi un año de haber iniciado su gestión, las para reforzar la seguridad en la capital no asoman y apenas habla hoy de 400 que se entregarán, presumiblemente, este año y de otras 3.600 que se entregarán “antes de marzo del 2024″; sus plazos perentorios para acabar con la disputa legal que, en nombre de la Municipalidad Metropolitana de Lima, lleva adelante con , se han cumplido varias veces sin que nada suceda (lo que era previsible) y su promesa de transformar Lima en una “potencia mundial” se asemeja cada vez más a la letra de ese vals compuesto por Serafina Quinteros y ‘El Carreta’ Jorge Pérez en el que, burlándose de la habitual grandilocuencia de las ofertas electorales, ellos decían: “Y las corvinas, sobre las olas, nadarán fritas con su limón”.

Frustradas las expectativas de ver materializarse todo aquello, quedaba, sin embargo, la esperanza de que, una vez acomodado en el sillón municipal, no mintiera. Pero, al parecer, esa es una aspiración a la que también tendremos que renunciar.

No son pocas, en efecto, las oportunidades en las que el alcalde ha cargado contra quienes divulgan noticias que le resultan ingratas. Ya sean las encuestadoras o la prensa en general. Ayer, sin ir más lejos, arremetió en sus redes sociales contra RPP por publicar una nota que desmiente su aseveración de que Rutas de Lima que administra en la capital en los próximos días. Además, daría la impresión de tener una especial predilección por dedicar sus denuestos a este Diario y al grupo al que pertenece. Y se trata, además, de denuestos frecuentemente reñidos con la verdad.

Este domingo, por ejemplo, el señor López Aliaga apareció en el programa “Edición especial” de Willax TV y, ante una pregunta del conductor, Diego Acuña, sobre si había declarado en una entrevista televisiva que, a pesar de considerar el contrato de Rutas de Lima viciado, estaba dispuesto a pagar para “que se vayan”, aseveró: “Yo no he dicho eso”. Y agregó que la cita era “una de las tantas mentiras de ese grupo”, en alusión a este Diario, que había recogido sus declaraciones iniciales en una nota. “Falso, falso, así estamos en el Perú”, remató.

En este Diario, no obstante, no dudamos en volver a las fuentes de donde habíamos obtenido la información en origen –el video de la entrevista concedida por el alcalde a Francisco de Piérola, en su programa “Mundos paralelos” del 11 de agosto– y así comprobamos que sus palabras textuales fueron: “Hoy les hemos hecho una oferta a Brookfield y a todo el conjunto de Rutas de Lima, donde está Odebrecht metido […]. Esto parte viciado, parte nulo, parte trucho. Aun así, por el tema, pues, de no crear una figura violenta, de caos, ¿no?, de convulsión social, bueno, estamos dispuestos a pagar para que se vayan”. Sus palabras, como se dice, hablan por sí mismas.

La mentira en este asunto, por otro lado, está en lo que sostiene el señor López Aliaga. Se trata, adicionalmente, de una mentira que podríamos llamar compuesta, porque no es una falsedad cualquiera, sino una que consiste en atribuirle a otro aquello que se está haciendo en ese momento: faltar a la verdad, ser mendaz, mentir… y no solo una vez, sino, en sus palabras, “una de tantas”.

Por lo visto, victimizarse se ha convertido en un recurso al que el alcalde de Lima acude para cubrir el hecho de que no tiene nada concreto que mostrar en su gestión. Y con ello no solo le hace daño a la ciudad, sino también al sector político que representa.

Editorial de El Comercio

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