Editorial El Comercio

Desde este Diario, consideramos semanas atrás que el 8% de aprobación que registra el presidente del Consejo de Ministros, , en las encuestas “habla por sí mismo” sobre la pertinencia de su continuidad en el cargo. Las críticas a su permanencia han sido muchas e implican cuestionamientos que él nunca se esforzó en aclarar (como su papel en el desembolso de S/41 millones a la empresa Aionia en febrero del 2023) y otros que conocimos en los últimos días (como los más de S/200 millones que se gastaron en la PCM el año pasado en “consultorías”, según contó el contralor Nelson Shack en entrevista con este Diario dos días atrás). Y ahora se suma el audio difundido el último domingo por “Panorama”.

Como se sabe, el espacio periodístico divulgó una conversación suya con la joven Yaziré Pinedo, pero según esta última no sería reciente sino dataría del 2021. El tema es que Pinedo fue contratada irregularmente el año pasado por el Ministerio de Defensa, un sector que al inicio de la administración de la presidenta estuvo brevemente a cargo de Otárola. En el diálogo se dirige a su interlocutora con expresiones de “amor” y “mi vida”, pide a esta su ‘currículum vitae’ (CV) y le dice que es para “un tema bien bonito, bien caleta, bien bacán”… de lo que claramente se desprende que existía entre ambos un vínculo que explicaría luego la contratación de Pinedo en el Estado.

Lo cierto, sin embargo, es que, de acuerdo con un informe de la contraloría, ella se benefició en el 2023 “de dos adjudicaciones sin procedimiento” para realizar “actividades que no son compatibles” con la modalidad de contratación de locación por servicios.

El señor Otárola ha tratado de tomar distancia del hecho afirmando en sus redes sociales que ha tomado conocimiento [de] que desde hace meses se trata de difundir un audio “cuyo contenido debe ser corroborado” y reitera que en su gestión “no ha habido ni habrá ninguna contratación irregular”. En realidad, solo un desmentido a medias, porque, por un lado, no niega que la conversación haya ocurrido –de hecho, la otra parte ha confirmado que sí pasó– y, por el otro, sugiere que cualquier contratación que se hubiese producido en un sector distinto al de la PCM no sería de su responsabilidad.

El problema, no obstante, es que está registrado que él recibió la visita de Pinedo cuando ya estaba en el Gobierno y que, aunque para fines penales el contenido de la conversación tenga que ser efectivamente comprobado, para fines políticos su suerte se complica. No conviene olvidar, asimismo, que el asunto de las probables contrataciones irregulares de la persona que nos ocupa y de otra señorita más ya fue materia de reportajes periodísticos meses atrás, y que en esa oportunidad el titular del equipo ministerial aseveró: “Yo las conocí en una reunión y no las he vuelto a ver más”.

Al momento de escribirse estas líneas, el señor Otárola se encontraba fuera del país, pero desde la Presidencia se había anunciado ya que se le había ordenado adelantar su retorno y que se le solicitará “las explicaciones pertinentes” a fin de “adoptar las decisiones que correspondan”. Desde bancadas de todo signo político, adicionalmente, han surgido ya demandas de que deje el cargo, así como anuncios de interpelaciones y hasta acusaciones constitucionales.

Tras las declaraciones de anoche de Pinedo a Canal N y al programa “Beto a saber” de Willax hay mucho por corroborar, pero tal parece que podríamos estar ante un caso de uso de los recursos del Estado para favorecer a una persona con la que parecía tener un vínculo mucho más allá que amical. La presidenta debe tomar hoy una decisión y pronunciarse públicamente ante un hecho que no hace sino socavar la ya mellada imagen del Gobierno.

Editorial de El Comercio