Editorial El Comercio

Todos tenemos en la memoria los estragos que el dengue causó en nuestro país el año pasado. Hospitales colapsados, clases suspendidas, 441 fallecidos reportados por el Ministerio de Salud (Minsa) en todo el 2023 y por la enfermedad en América Latina –junto con Venezuela– son un recordatorio sombrío de lo que puede ocurrir cuando este mal se sale de control. Por lo que cabría esperar que las autoridades hayan tomado las lecciones para evitar que una tragedia como la que cayó especialmente sobre las regiones de la costa norte del Perú se repita.

Los primeros reportes del 2024, sin embargo, son como para preocuparse. Ayer, este Diario informó que, según datos del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC), en las primeras cuatro semanas epidemiológicas del año (es decir, hasta el 27 de enero) de esta enfermedad en al menos 20 regiones. La cifra es un 41% mayor que la reportada en el 2023 en el mismo período, por lo que el Minsa ya ha emitido una alerta epidemiológica para advertir a los establecimientos de salud sobre la situación.

¿Quiere decir eso que nos encaminamos hacia un escenario similar al del año pasado? No necesariamente, pero no por ello deberíamos relajarnos, pues las condiciones climáticas que nos ha traído este 2024 son propicias para la proliferación del mosquito transmisor del virus. “Cuando incrementa la temperatura, el dengue se reproduce y desarrolla más rápido: la fase de huevo a larva y el paso a la fase adulta ocurre entre tres y cuatro días; regularmente, ese proceso dura una semana”, explica el médico infectólogo Leslie Soto. “El zancudo adulto es el que contagia por picaduras”, añade.

Como sabemos, en enero se han registrado temperaturas más altas de lo regular y es probable que estas sean incluso mayores durante febrero, por lo que es imprescindible que las autoridades sanitarias tomen las previsiones necesarias para evitar que la enfermedad se salga de control. El dengue, como , es fácil de tratar si se detecta a tiempo, por lo que es crucial recordarle insistentemente a la población la importancia de acudir a un centro de salud si desarrollan un cuadro grave de la enfermedad y tener especial cuidado con los mayores de 60 años, que fueron, por lejos, el grupo etario que albergó a la mayor cantidad de fallecidos por esta patología en el 2023 (). También, como se ha dicho varias veces, no hace falta inventar la pólvora aquí, pues las medidas para prevenir la proliferación del zancudo transmisor del virus se conocen desde hace décadas y son relativamente fáciles de implementar.

La situación hoy reviste una particular importancia porque, como han advertido los expertos, la segunda vez que una persona es infectada con el dengue tiene una posibilidad mayor de desarrollar un cuadro grave. Por lo que dejar que el virus vuelva a campear a sus anchas como lo hizo el año pasado podría salirnos incluso más caro. Se supone que justamente para evitar ello el año pasado se aprobó destinar S/107 millones en la Ley de Presupuesto del 2024 para financiar los programas de prevención contra el dengue. Y que el Gobierno ya sabe (o ya debería saber) que un mal manejo del virus puede infligirle un alto daño político, pues el brote del año pasado se cobró la continuidad de la entonces ministra de Salud, .

No existen, pues, excusas para que el dengue vuelva a poner en jaque al país como lo hizo el año anterior. Dados los riesgos asociados a un segundo contagio de la enfermedad, es imprescindible que las autoridades tomen medidas para mitigar su propagación. De lo contrario, en unos meses, podríamos estar lamentándonos por no haber reaccionado cuando todavía hay tiempo para hacerlo.

Editorial de El Comercio

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