Editorial El Comercio

Las declaraciones del exasesor de , , ante los fiscales Reynaldo Abia, Johanna Pacheco y Nohelia Mengoa el pasado 30 de enero han tenido el efecto de una bomba de racimo en nuestra clase política. No solo por el contenido del testimonio en sí, sino también por las reacciones que ha desencadenado y que podrían terminar afectando procesos emblemáticos en el país. Fuerza Popular (FP), por ejemplo, ya ha anunciado que pedirá que los fiscales José Domingo Pérez y Rafael Vela –mencionados en la delación– sean retirados del Caso Cocteles, cuyo juicio oral está próximo a iniciarse.

Villanueva, en efecto, ha contado que recomendó a José Domingo Pérez para que se hiciera cargo de las pesquisas contra FP ante el entonces fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, pero que para concretarlo Pérez habría puesto como condición “no perder el bono que tenía como fiscal anticorrupción” y que, por ello, se hicieron “una serie de malabares administrativos” para concederle esa solicitud. También ha relatado que el periodista Gustavo Gorriti “era un poco el que dirigía la investigación” contra FP y que le mintió a este por pedido de Rafael Vela cuando IDL-Reporteros iba a sacar un reportaje que lo vinculaba con el abogado José Luis Hauyón.

Pero, por otro lado, el exasesor de la suspendida fiscal de la Nación ha revelado también supuestas coordinaciones entre su entonces jefa y la “alta dirección de Fuerza Popular”, que para Villanueva aludía a una persona en específico: Keiko Fujimori. Así, ha contado, por ejemplo, que cuando Patricia Benavides presentó en noviembre pasado una denuncia constitucional contra la parlamentaria María Cordero Jon Tay por presuntamente haberse apropiado del sueldo de sus trabajadores, lo hizo “para mandar un mensaje” porque el fujimorismo no había cumplido con votar la remoción de los integrantes de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), tal y como habían acordado, según su versión, con ella.

También ha relatado Villanueva que Benavides habría ordenado al fiscal Álvaro Castañeda que preparase la denuncia por prevaricato contra los jueces que otorgaron la cautelar a favor de la JNJ para evitar que el Parlamento removiera a sus miembros. Y que esta denuncia fue enviada a la congresista Patricia Chirinos (Avanza País) para que ella la presentara como suya. En otro pasaje, Villanueva cuenta que Chirinos le explicó que el presidente del Congreso, Alejandro Soto, no ponía en agenda la votación de la destitución de los miembros de la JNJ y que, cuando él y Abel Hurtado –asesor también de Benavides en ese momento– lo visitaron en el Parlamento para tratar el tema, él les pidió “que se le apoye en la investigación que se le había abierto por el caso conocido como fábrica de troles”. Según Villanueva, ellos se comprometieron a archivar el proceso después de un tiempo; y Soto, a poner en agenda la remoción de la JNJ.

Otro congresista que aparece en su testimonio es José María Balcázar (Perú Bicentenario), quien supuestamente pidió que se archivara el caso que tiene abierto en Chiclayo por haberse apropiado de más de S/340 mil del Colegio de Abogados de Lambayeque, pero que la magistrada a cargo del mismo se negó. Como compensación, Benavides habría nombrado a una fiscal adjunta a pedido de Balcázar. Es importante anotar aquí que Villanueva asegura que él podía llegar a este tipo de acuerdos con los parlamentarios porque tenía la aprobación previa de la entonces fiscal de la Nación.

Hay, por supuesto, muchos más detalles de su testimonio que darían para llenar varias páginas, pero lo primordial consiste en señalar que todo lo que Villanueva ha contado hasta ahora debe ser investigado, sin excepciones. Es ilógico que se quiera tomar una parte de su relato como verosímil y otra como producto de una campaña artera para afectar a una persona o un proceso. Lo que sugieren sus dichos es que en el interior del Ministerio Público hubo una pugna entre facciones y fuerzas que incluso trascendió hasta el Congreso, que se negociaron favores y que todo esto echa encima de la institución una sombra de la que solo podrá desembarazarse llevando esta investigación hasta sus últimos confines.

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