Esta semana, el presidente del directorio de nuestro Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, fue invitado a participar en la edición 59 del coloquio de IDEA en Argentina, un evento que anualmente reúne a varios de los políticos, empresarios y dirigentes más importantes de ese país. Velarde participó el miércoles en una charla titulada “Dejar atrás la inflación: el caso Perú”, una aspiración que se ha instalado con fuerza en el pueblo argentino y que viene impregnando la actual campaña electoral por la presidencia.
Es sin duda un motivo de orgullo que otros países vean en el nuestro un ejemplo a emular en ciertos aspectos, y que inviten a funcionarios como Velarde a compartir con ellos ideas y aprendizajes. Pero no podemos ignorar que los buenos resultados que el Perú ha mostrado en las últimas dos décadas en cuestiones como el control de la inflación o el crecimiento sostenido de la economía no se lograron por azar: fueron el fruto de años de disciplina macroeconómica y de lecciones aprendidas a base de la hecatombe económica que padecimos en la década de los 80 e inicios de los 90, con una hiperinflación que llegó a superar con holgura los cuatro dígitos.
¿Cómo salimos de ese atolladero? Velarde recordó, por ejemplo, lo esencial que resulta contar con un banco central, no solo autónomo, sino también con restricciones. “Realmente la autonomía constitucional se dio en 1979, pero sin restricciones al banco central. Entonces, en los 80, hemos tenido hiperinflación con un banco central autónomo. Recién luego se pusieron restricciones a lo que puede hacer el banco central; es decir, somos autónomos, pero hay cosas que felizmente no podemos hacer”, explicó.
Esta circunstancia permitió que el Perú tenga la inflación más baja en la región en lo que va del presente siglo. “Inclusive más baja que la que tiene Ecuador”, incidió Velarde, que como se sabe es un país que apostó por dolarizar su economía muchos años atrás. También, el titular del BCR destacó que somos uno de los pocos países en cuya Constitución se garantiza que los ciudadanos puedan tener y disponer de ahorros en moneda extranjera. “Ese dinero es del ciudadano y creo que el ciudadano debe decidir en qué moneda lo tiene y dónde lo tiene”, expresó.
Sus palabras resultan atinadas en una economía que se encuentra lastrada por la inflación. Después de todo, no olvidemos que el índice de inflación de agosto –el más actual– del país austral registró un aumento del 12,4%, que el acumulado en el 2023 es ya del 80,2% y que la variación interanual ha llegado al 124,4%. Pero, además, las declaraciones de Velarde cobran especial relevancia en momentos en los que el candidato con mayor votación en las primarias, Javier Milei, hace campaña sobre la base de, entre otras, las promesas de eliminar el Banco Central de la República Argentina y dolarizar la economía de su país. Como bien anota Velarde, la inflación puede vencerse sin necesidad de echar mano de ninguna de esas dos opciones.
Por supuesto, la buena salud de la economía va más allá de garantizar un banco central con las libertades y restricciones como las que tiene el BCR; implica otras medidas que el Perú adoptó hace más de dos décadas, como la estabilidad macroeconómica, la prudencia en el déficit fiscal y la libre iniciativa privada, que sin embargo muchas autoridades hoy no parecen tomar en cuenta.
Desde hace unos años, por ejemplo, el Congreso ha venido promoviendo y aprobando iniciativas que socavan varios de los pilares que permitieron que el Perú tenga su mejor época en términos económicos. En la actual representación nacional, por ejemplo, no han faltado las iniciativas para promover más retiros de fondos de las AFP, para prohibir que las empresas cobren por un servicio (como las aerolíneas ‘low cost’ por la selección de asientos o los bancos por las comisiones interbancarias) o hasta para regular a quién un arrendatario podría alquilarle su vivienda.
En ese sentido, el mensaje de Velarde a los argentinos es también uno que nuestras autoridades harían mal en desoír.