Este fin de semana, el plazo señalado por el todavía presidente del directorio de Petro-Perú, Oliver Stark, para que se aprobase el plan de reestructuración que él y su equipo habían planteado al gobierno se cumplió y, salvo por versiones preocupantes, nada se supo de la posición del Ejecutivo al respecto.
Estas versiones, dicho sea de paso, afirmaban que se les había pedido la renuncia a los miembros del directorio y que la presidenta Dina Boluarte estaba decidida a colocar a Pedro Chira en el puesto de Stark, a Óscar Vera como gerente general de la empresa y a Enrique Bisseti como viceministro de Hidrocarburos. Hablamos de tres personas que arrastran una pesada mochila en el específico asunto que, de acuerdo con los trascendidos, se les pretendería encargar ahora. La primera de ellas ya estuvo al frente de Petro-Perú y bajo su gestión las cosas solo empeoraron: la pérdida en ese período fue de US$1.000 millones y avanzó a ritmo más acelerado que antes. Vera, por su parte, fue ministro del sector y se lo cuestionó por el conflicto de intereses que suponía el hecho de que tuviese en sus manos la suerte de Petro-Perú mientras era representante de sus trabajadores. Bisseti, por último, trabajó también en la empresa bajo las órdenes del inefable Hugo Chávez, durante el gobierno de Pedro Castillo. Es decir, en medio de múltiples sospechas de corrupción que actualmente son investigadas por el Ministerio Público.
Ir por ese camino supondría volver al manejo político e incompetente de Petro-Perú; y, sobre todo, no resolver nada y dejar que los peruanos sigamos financiando un millonario empeño delirante y deficitario. Mientras se escriben estas líneas, de acuerdo con versiones extraoficiales, se estaría produciendo una reunión en la Presidencia del Consejo de Ministros en la que se estaría tomando una decisión final sobre esta grave materia. Pero todo sugiere que el resultado será poco auspicioso. El silencio de la presidenta Boluarte sobre este caso es inaudito. Más aún tomando en cuenta la enorme dosis de corrupción que orbita desde hace tiempo en Petro-Perú y la serie de comunicados muy serios que se han publicado este último fin de semana de varios gremios que le piden no remover al actual directorio y no convocar a gente cuestionada. Vale recordar que Boluarte ya lleva cerca de 50 días sin responder a la prensa. El país necesita saber qué piensa la presidenta de la República y qué acciones va a tomar. Normalizar el silencio no es una opción.