Esta semana, el Banco Central de Reserva (BCR) le dio dos noticias importantes al país, de esas que tanto escasean en los últimos tiempos. El jueves, el gerente central de Estudios Económicos de la institución, Adrián Armas, declaró al diario “Gestión” que el próximo año el poder adquisitivo de los peruanos retornará a los niveles prepandemia.
Lo anunciado no es poca cosa. El impacto que el COVID-19 tuvo en nuestro país fue especialmente pernicioso en términos económicos. El empleo formal cayó, las personas perdieron sus ingresos (muchas otras quemaron sus ahorros), numerosas empresas cerraron y las tasas de pobreza y pobreza extrema crecieron. En los años inmediatamente posteriores, la crisis política, la conflictividad social, los fenómenos naturales y algunos golpes externos no permitieron que el país levantara cabeza. Que el poder adquisitivo regrese a los registros del 2019 es una luz al final de un túnel que se ha alargado por demasiado tiempo.
La otra buena noticia –que está conectada con la anterior– llegó cuando el INEI anunció que la inflación interanual fue de 2% en agosto. Con ello, el Perú rompió un récord en la región al sumar 27 años y siete meses continuos con una tasa de inflación de un solo dígito (Chile lo logró durante 27 años y medio entre octubre de 1994 y marzo del 2022). El dato es digno de resaltar, tratándose de un país que hace menos de 40 años se ahogaba en el lodazal de la hiperinflación. Pero lo conseguido no es producto de la fortuna; se ha logrado con décadas de disciplina macroeconómica, de esfuerzo y de un entendimiento de que el banco central debe funcionar de manera autónoma y dentro de las competencias que le da la Constitución y su ley orgánica.
Debemos destacar en ese contexto la extraordinaria labor que Julio Velarde viene realizando desde el 2006. Un trabajo que no solo es reconocido por las cifras –cuyo juicio no se puede maquillar–, sino también por expertos a escala internacional (como es el caso de Argentina) que hoy buscan copiar las claves del éxito peruano en el control de la inflación de sus respectivos países.
Las dos buenas noticias que hemos recibido esta semana en materia económica son, en fin, una muestra más del profesionalismo que el BCR ha mostrado en los últimos años. Ojalá que su ejemplo inspire en algo al resto de las entidades estatales.