1914
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Redacción EC

Ayer hemos tenido otro día de invierno. Parece que el tiempo no quiere andar según los almanaques. Como si nuestro embrollo político trascendiera a los fenómenos atmosféricos y celestes, el tiempo se ha puesto a politiquear, dando en hacer lo que nadie prevee y saliendo por donde mejor se le antoja, con asombro de los mortales friolentos. Según los cálculos astronómicos, el invierno debe comenzar el 22 de junio, pero si no tuvimos otoño, el invierno, impaciente, se nos ha venido encima y ha comenzado hace dos o tres días a mostrarnos su cara gris.