1914
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Redacción EC

Hace muchísimo tiempo que el vecindario de la capital padece lo indecible con la escasez de agua, cada día más alarmante. En Lima no la hay ni en la cantidad suficiente para un cuidadoso aseo personal de sus moradores, y son pocos los que, dentro de éstos,  pueden darse el lujo de remojarse bien los pies siquiera una vez por semana. Lo natural sería, en vista o mejor dicho “en olfato” de estas cosas, que la Municipalidad diera las facilidades al vecindario para proveerse del agua indispensable para cubrir sus necesidades. Los limeños urgen angustiosamente de aseo.