Continuamente, tanto los imperios centrales, como los Aliados, hacen públicas nuevas armas cada vez más poderosas. Los aeroplanos, de ambos bandos, se perfeccionan y se convierten en más peligrosos a causa de las bombas que arrojan. Ahora el Ejército inglés ha puesto en uso el cañón revólver, fabricado para derribar aviones. Según se sabe, un aeroplano alemán que volaba hacia el cuartel general del Ejército británico se vio repentinamente envuelto en una lluvia de proyectiles disparados por el mencionado cañón. La máquina cayó a tierra y el piloto fue capturado.