El presidente de Francia, Poincaré, el presidente del Senado y otros funcionarios salieron de París en automóviles hasta el campo de batalla para entregar al general Joffré la medalla del mérito militar en testimonio de reconocimiento. En emotivo discurso, Poincaré felicitó a Joffré por su orden, método, sagacidad y serenidad, con los que había correspondido a la confianza de los franceses. Felicitó también a los valientes ejércitos Aliados y dijo que Francia, en cooperación con sus leales aliados, lograría la liberación de Europa. También encomió el valor de los caídos en combate.