Cien mujeres japonesas de la aldea de Yasunori, de la provincia de Shima, que viven de sacar moluscos en la profundidad del mar, se han presentado a las autoridades navales ofreciéndose a extraer las minas colocadas por los alemanes en la bahía de Kiachow. Todos coinciden en que sus servicios serían valiosísimos, pues ellas están acostumbradas a sumergirse a grandes profundidades y permanecer largo tiempo bajo el agua, pero las leyes japonesas prohíben el empleo de mujeres en operaciones bélicas. Sin embargo, se ha elogiado el coraje y la lealtad de esas mujeres cuyo patriotismo es realmente admirable.