El soldado alemán es alegre, está bien alimentado. Los soldados ya no cantan, como al principio de la guerra, pero tampoco están desalentados ni exhaustos. No hay señales que sus nervios se rompan ante una fuerte tensión. En los hospitales los médicos informan que su salud es buena. Hubo una epidemia de tifus, pero se dominó pronto. Hay que tener en cuenta que de todas maneras la vida en las trincheras, sobre todo ahora en invierno, es muy dura. Significa una prueba muy fuerte que pondrá en juego el espíritu germano en ambos frentes.