Es preciso que la Municipalidad de Lima, velando por la higiene pública, retire los carruajes que en estado de deterioro, con los asientos convertidos en verdaderos focos de infección, recorren la ciudad halados por jamelgos escuálidos, tuberculosos y sucios que, en otras partes, son reclamados y enviados a los zoológicos para la cena de las fieras. Entre nosotros ha existido siempre demasiada tolerancia, teniendo en cuenta los intereses de los propietarios de carruajes para el servicio público. Ellos, mayoritariamente, han abusado de esta contemplación y constantemente se puede ver en las calles centrales caballos agotados por el esfuerzo que se desploman causando congestión en el tránsito y un espectáculo doloroso indigno de Lima.