El gobierno de Estados Unidos se ha dirigido en forma ponderada al de Alemania protestando por la decisión de este último de declarar zona beligerante todos los mares que rodean Gran Bretaña e Irlanda. Según esta norma, cualquier buque mercante encontrado en esos mares puede ser destruido, aunque no se pueda salvar a los tripulantes ni a los pasajeros. Así, los buques neutrales se exponen a grave peligro dentro de esta zona, porque el mal uso de la bandera neutral no permite siempre librar a los buques “realmente” neutrales de los ataques alemanes.