La importancia de las granadas de mano queda demostrada por la adjudicación de cinco cruces de la Orden Victoria a soldados ingleses que las utilizaron exitosamente. Se recuerda a Eduardo Barber, del primer batallón de granaderos de la guardia, quien, en Neuve Chapelle, corrió al frente de su compañía y arrojó granadas a la trinchera del enemigo, con tal efecto, que muchos alemanes se rindieron en el acto. En otro momento, soldados alemanes prefirieron rendirse antes de volar despedazados por las granadas. Las granadas han generado terror.