La élite de las mujeres intelectuales no permanece inerte ni indiferente ante la guerra europea, pues ha dado la medida de su corazón: ha amado con todas las fuerzas de su instinto y con todas las gracias tiernas de su inteligencia. Y quizá porque las mujeres han sabido permanecer “mujeres” en esta espantosa guerra es que contraerán méritos para con la patria. Ellas habrán cubierto los recuerdos sangrientos con una dulzura infinita y más tarde se les agradecerá que hayan olvidado todas las ciencias vanas para pensar solo en el gran deber de amor para con el prójimo. ¡Qué sencillamente, qué dignamente han amado y aman las mujeres europeas de 1915!