Cuando inició sus funciones el Canal de Panamá, empresas navieras de Inglaterra, Alemania y Estados Unidos se aprestaban a establecer servicios entre los puertos europeos y el Pacífico Sur. La conflagración dejó de lado las intenciones de los europeos. Así, Estados Unidos tiene el campo libre para establecer el servicio mencionado, que, por cierto, tendrá inmensas facilidades para países como Ecuador, el Perú y Chile. Antes del canal había dos posibilidades para viajar a Europa desde el Callao: utilizar los vapores que iban al Viejo Mundo por la vía de Magallanes o embarcarse hasta Panamá, atravesar el istmo en ferrocarril y tomar un vapor en Colón rumbo a Europa.