Ayer una flota de zepelines alemanes voló sobre la costa inglesa y arrojó bombas sobre ciudades abiertas. Así, acabó con la vida de ciudadanos pacíficos, produjo daños en propiedades particulares y sembró el pánico. Los buques ingleses no fueron atacados ni parece que el objetivo haya sido ese. Los zepelines tuvieron como único propósito aterrorizar a los ingleses y demostrarles que son vulnerables a un ataque aéreo que puede ocurrir en cualquier momento. Es una guerra psicológica inquietante.