Es verdaderamente deplorable el abandono absoluto en que se encuentra la avenida de la Magdalena, donde se han construido cómodos y simpáticos chalets. No se riega, no se barre, no se la cuida para evitar siquiera que el polvo ahogue a los moradores de ella. Los albañales se desbordan y se atoran casi a diario, ocasionando aniegos que inundan las fincas causando serios daños materiales y poniendo en peligro la salud de los vecinos. Es tan malo el estado de la calzada que los conductores de vehículos, por natural interés, trafican por los lugares destinados a los peatones dejando las veredas convertidas en verdaderos callejones de chacra. Tal estado de cosas no puede seguir.