Desde hace algún tiempo la sociedad asiste alarmada al peligroso espectáculo que ofrece el gran desarrollo adquirido por la delincuencia en el Callao. Raro es el día en que el periodismo no registre noticias de la realización de uno o más hechos de sangre provocados por grupos conocidos de gentes que viven al margen de la ley en perpetua rebeldía contra el derecho ajeno y contra las mismas autoridades de hacerlo respetar. Como puerto, el Callao recibe nocivas influencias extranjeras y por eso la policía debe actuar con la mayor diligencia.
H.L.M.