El pintor Teófilo Castillo pide que se levante un monumento en recuerdo de Ricardo Palma en la plazuela de San Francisco. Allí, dice, hay espacio suficiente para trazar un pequeño parque romántico. La arquitectura colonial de la mole franciscana le prestará adecuado ambiente y será por su causa frecuente ver en torno de él ‘tapadas’, frailes, mendigos, damas linajudas, galanes, tipos todos de sus leyendas famosas; hasta cerca queda la hermosa portada de la casona que le diera tema para una de sus tradiciones: la Casa de Pilatos. ¡Manos a la obra!
H.L.M.