Hoy, desde muy temprano, los trenes del Ferrocarril Central y muchos vehículos transportaron al cementerio a numerosas familias que acudían a la necrópolis para depositar flores en las tumbas de sus deudos y elevar oraciones por su descanso eterno. Cerca de las diez de la mañana el aviador Octavio Espinosa apareció sobre el cementerio, donde hizo un “pique” desde 500 metros de altura y poniéndose a solo 40 metros sobre la Cripta de los Héroes, dejó caer una hermosa corona de laurel con la siguiente inscripción: “A Grau y a Bolognesi”.
H.L.M.