Se ha podido encontrar rápidamente los cuatro cadáveres para someterlos al proceso de embalsamamiento, dirigido por el doctor Guillermo Fernández Dávila. Se pudo comprobar así que las víctimas del accidente sufrieron lesiones internas de necesidad mortal. Ninguno hubiera podido sobrevivir. Los cuerpos han sido colocados en ataúdes de acero y llevados al cuartel de Santa Catalina, donde se ha levantado la capilla ardiente a la que acuden miles de personas para dar testimonio de afecto a estos hombres valerosos, víctimas de la reciente tragedia aérea.
H.L.M.