La humanidad ha retrogradado con la guerra europea. Incomodidades y trabas que el progreso había hecho olvidar aparecen de nuevo. Los ferrocarriles concluyeron con el odioso sistema de los pasaportes y el viajero era libre de moverse en el mundo sin que las fronteras políticas fueran un molesto obstáculo ni nada parecido. Con la guerra, lamentablemente, se ha vuelto a la necesidad del pasaporte. Los peruanos, para transitar en Europa, ahora estamos sujetos a los más desagradables y onerosos trámites consulares. Una verdadera lástima.
H.L.M.