Nuestra capital, acostumbrada desde hace muchos años a carnavales mortificantes, grotescos y peligrosos, se apresta a un cambio total en sus costumbres y la vulgaridad será sustituida por el buen gusto y el sano entusiasmo. Especialmente, señoras y señoritas podrán circular por todas las calles, sin el temor de que un bárbaro les arroje agua o pintura. Habrá belleza, galantería, lluvia de serpentinas, de flores y de confettis. Esta noche se inician las fiestas. Tres nuevos días con la comparsa en que Momo, el dios del carnaval, hace su ingreso a Lima.
H.L.M.