En los barrios más humildes de Lima abundan solares y callejones donde no existen baños privados. La gente, cuando se baña, tiene muchas dificultades. Debe hacerlo utilizando una batea o cualquier objeto parecido. Mientras tanto, el calor aumenta cada día y el exitoso experimento que se hizo hace algunos años de poner en funcionamiento duchas públicas debe repetirse. Pero es necesario que funcionen en cada uno de los cuarteles en que está dividida la ciudad, y que el costo del baño sea mínimo. Urge difundir el hábito del aseo y la comodidad pública.
H.L.M.