Este otoño con sus cambios de clima que desconciertan a las gentes es escenario de una epidemia de gripe que cada día cobra mayor virulencia. En ediciones anteriores comentábamos que era necesario proceder a decisiones radicales, como suspender las clases en los colegios y cerrar los cinematógrafos y teatros que son los lugares donde se extiende rápidamente el contagio. Las autoridades respectivas no han hecho nada y hemos llegado a un punto en que los hospitales están repletos y los médicos no se dan abasto para atender a los miles de enfermos.
H.L.M.